Por: Hernán Enríquez Maidana
Economía Ascendente
Bolivia 27/02/2019.- El 19 de agosto de 1997 el Ministerio de Hacienda firma el convenio de crédito para el proyecto de Descentralización Financiera y Responsabilidad ILACO II por $15 Millones, esto con el fin de establecer sistemas integrados de administración financiera en las prefecturas, entidades descentralizadas y municipios. En diciembre de 1998 el Ministerio de Hacienda contrata una consultoría para evaluar el desempeño del proyecto ya que el mismo había mostrado grandes falencias, indicando que el proyecto había tomado un rumbo netamente informático, desvirtuando así el objetivo de la Ley SAFCO y el de modernizar sus procesos. Dentro de este ámbito el Banco Mundial tras una reestructuración del proyecto nuevamente lanza un “Sistema Integrado de Gestión y Modernización Administrativa" SIGMA esperando así que este sí cumpla con los requerimientos específicos del mencionado proyecto.
Esta nueva reestructuración en total ocasionó un gasto al
Estado estimado de $us 18.58 Millones, además que este “sistema
informático” estaba siendo implementado en la mayoría de los países
sudamericanos tercermundistas, es decir era un sistema general para
todos los países que aplicaban las políticas monetarias y fiscales
recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, toda
aquella “particularidad o problema” que tuviera el Estado Nacional y sus
instituciones las mismas deberían necesariamente adaptarse a la
funcionalidad del SIGMA.
Para implementar el SIGMA se contrataron consultores internacionales que ganaban más de $10.000 mensuales, estos consultores por segunda ocasión aplicaban sus teorías sin contar con un verdadero relevamiento tecnológico en el que se encontraba el país, saliendo a la luz las siguientes deficiencias con respecto al sistema SIGMA: funcionalidad limitada; confiabilidad limitada con respecto a la información generada; facilidad de uso limitada; capacidad insuficiente del sistema; mecanismos de seguridad vulnerables; y la necesidad de costosas actualizaciones técnicas y de capacidad, lo que limita la eficiencia y aumenta los costos mientras el SIGMA está fuera de línea. Los cambios dinámicos y rápidos en la industria de la tecnología de la información plantearon una dificultad adicional, lo que efectivamente hizo que el SIGMA quedara desactualizado en un periodo relativamente corto. Muy importante, las evaluaciones y las misiones del Banco Mundial también centraron la atención en el hecho de que el proyecto se estaba arriesgando a convertirse en un mero proyecto informático en lugar de un proyecto que produjo cambios más profundos en la administración financiera pública. Además de estar contratando profesionales bolivianos que solo eran capacitados en el manejo del sistema es decir eran simples operadores de computación con un nuevo sistema informático administrativo.
A partir del año 2006, y con la aplicación del Modelo Económico Social Productivo Comunitario, la participación del Estado en la economía genera más movimiento administrativo, financiero y de objetivos, o sea que el SIGMA ya no era una herramienta útil en el manejo administrativo; es ahí donde los profesionales bolivianos de diferentes áreas en su mayoría informáticos se vieron frente a un gran desafío, el de generar un verdadero sistema de gestión financiera más completo que integre los procedimientos de gestión del sector público con una base de datos unificada. A nivel del gobierno central. Esto significó que ciertos procesos de reingeniería tendrían que ocurrir junto con el desarrollo del nuevo sistema y todos sus módulos.
Para implementar el SIGMA se contrataron consultores internacionales que ganaban más de $10.000 mensuales, estos consultores por segunda ocasión aplicaban sus teorías sin contar con un verdadero relevamiento tecnológico en el que se encontraba el país, saliendo a la luz las siguientes deficiencias con respecto al sistema SIGMA: funcionalidad limitada; confiabilidad limitada con respecto a la información generada; facilidad de uso limitada; capacidad insuficiente del sistema; mecanismos de seguridad vulnerables; y la necesidad de costosas actualizaciones técnicas y de capacidad, lo que limita la eficiencia y aumenta los costos mientras el SIGMA está fuera de línea. Los cambios dinámicos y rápidos en la industria de la tecnología de la información plantearon una dificultad adicional, lo que efectivamente hizo que el SIGMA quedara desactualizado en un periodo relativamente corto. Muy importante, las evaluaciones y las misiones del Banco Mundial también centraron la atención en el hecho de que el proyecto se estaba arriesgando a convertirse en un mero proyecto informático en lugar de un proyecto que produjo cambios más profundos en la administración financiera pública. Además de estar contratando profesionales bolivianos que solo eran capacitados en el manejo del sistema es decir eran simples operadores de computación con un nuevo sistema informático administrativo.
A partir del año 2006, y con la aplicación del Modelo Económico Social Productivo Comunitario, la participación del Estado en la economía genera más movimiento administrativo, financiero y de objetivos, o sea que el SIGMA ya no era una herramienta útil en el manejo administrativo; es ahí donde los profesionales bolivianos de diferentes áreas en su mayoría informáticos se vieron frente a un gran desafío, el de generar un verdadero sistema de gestión financiera más completo que integre los procedimientos de gestión del sector público con una base de datos unificada. A nivel del gobierno central. Esto significó que ciertos procesos de reingeniería tendrían que ocurrir junto con el desarrollo del nuevo sistema y todos sus módulos.
Estos cambios en el diseño del proyecto.
También puedes leerlo en:
La Época
http://www.la-epoca.com.bo/2019/03/04/tecnologias-made-in-usa-vs-el-proceso-de-cambio/
Correo del Sur
https://correodelsur.com/opinion/20190227_tecnologias-made-in-usa--vs-el-proceso-de-cambio.html
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