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lunes, 16 de septiembre de 2019

Devaluación del tipo de cambio nominal y sus complicaciones


Miguel Clares | Economía Ascendente
Bolivia 16/09/2019.- Durante la presente gestión se ha entrado en discusión con respecto al tipo de cambio en Bolivia, si éste debería mantenerse o devaluarse. 
En primer lugar, se debe aclarar que el tipo de cambio nominal es una tasa que expresa cuántas unidades de una moneda se necesitan para obtener una unidad de otra. Y, en segundo lugar, la devaluación se entiende como un incremento del tipo de cambio; es decir, una disminución del valor de la moneda nacional con respecto al dólar.
Algunos analistas afirman que el tipo de cambio debería devaluarse. Según ellos debido a que esta política mejoraría la balanza comercial vía exportaciones, las cuales, en teoría, se incrementarían y su valor superaría el de las importaciones. 
Sin embargo, dicho mecanismo de transmisión es bastante simplista para tomar decisiones con respecto a la fijación o determinación de un tipo de cambio, por lo que pensar simplemente en las exportaciones y cómo éstas mejorarían tras una devaluación es caer en un error o en una opinión inconclusa.
Bajo la teoría económica y empírica existen varios argumentos que explican el comportamiento y efectos que tiene un incremento del tipo de cambio. Entre ellos se encuentra la condición Marshall-Lerner, la cual, básicamente, quiere decir que una devaluación del tipo de cambio sólo mejorará la balanza comercial si la suma de las elasticidades (grados de reacción) de las exportaciones e importaciones con respecto al tipo de cambio son mayores a la unidad. Caso contrario, una devaluación sólo tendrá un efecto negativo, ya que dominará el efecto de encarecimiento de los bienes extranjeros.
Dicha condición ya fue comprobada con instrumentos econométricos en la economía boliviana, donde se determinó que la condición no se cumple debido a que las elasticidades son de 0,60 para las exportaciones y de 0,29 para las importaciones, ambos en valor absoluto, lo cual quiere decir que el grado de reacción o variabilidad será mínimo (inelástico) en las exportaciones, generando un efecto contractivo o nulo en la balanza comercial.
La explicación al resultado de lo anteriormente mencionado se debe a que en términos de valor, el 79% de las exportaciones en el país son de productos tradicionales y el 21% de no tradicionales. Por otra parte, en términos de volumen, las exportaciones tradicionales representan el 89% del total exportado y las no tradicionales el 11%. Esta estructura de las exportaciones no es algo nuevo, puesto que desde periodos anteriores al actual gobierno se tenía dicha estructura.
En este sentido, una devaluación del tipo de cambio no tendría un efecto positivo y significativo sobre las exportaciones, debido a que éste recae más sobre las exportaciones no tradicionales y, para el caso boliviano, éstas son mínimas; por lo tanto, su efecto sería casi nulo.
Por otra parte, una devaluación generaría un incremento en el nivel de precios, debido a que ésta tendría un efecto directo e indirecto sobre los productos importados y, de tal manera, se generaría un aumento en la demanda agregada, ocasionando una presión sobre el nivel de precios, dando así como resultado, en última instancia, lo que se conoce en economía como el efecto pass through (efecto traspaso); que en otras palabras refleja aquel incremento del nivel de precios provocado por una devaluación del tipo de cambio. Lo cual simplemente induciría a que el público modifique su comportamiento de consumo para adaptase a las presiones inflacionarias, provocando cada vez mayores compras y con ello la creación de un espiral inflacionario, el cual ocasionará una situación adversa para la economía boliviana.
Y por si no fuera poco, adentrándonos al sector financiero, una devaluación provocaría complicaciones de pago, tanto en deudas como ingresos de quienes los tienen en moneda nacional, produciendo de esta forma lo que se conoce como riesgo cambiario. Por otra parte, una devaluación iría en contra del principio de la bolivianización (mayor valoración y confianza hacia la moneda boliviana), la cual muestra que del total de depósitos en el sistema financiero, la moneda nacional representa aproximadamente el 86% y de créditos el 98%. Una devaluación sólo generaría desconfianza y especulaciones en el público y de tal forma una inestabilidad en el sistema financiero.
Por último, pero no menos importante, otro efecto desfavorable de la devaluación del tipo de cambio llegaría a ser el deterioro de los términos de intercambio (precio relativo de las exportaciones e importaciones), el cual provocaría una reducción de los niveles de ahorro en la economía nacional y, de esta forma, un deterioro en la cuenta corriente, formando una situación contraproducente en el sector externo, lo cual se conoce como el efecto Harberger-Laursen-Metzler.
Con todo lo mencionado, una devaluación del tipo de cambio nominal en el actual contexto económico no dará aquellos buenos resultados que tanto esperan los analistas, quienes dan sus opiniones con un sesgo más político que académico. He aquí los argumentos razonables y justificables que comprueban ello.

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