Juan Carlos Suntura Ramos | Economía Ascendente
La región atraviesa un
deterioro económico cada vez más preocupante, que se fue agravando en 2018 y
parte del 2019 principalmente por la Guerra Comercial entre EEUU y China; la
crisis Venezolana y Argentina; la contracción económica del Brasil, Paraguay y
Uruguay. Es importante resaltar que casi todas las economías de la región
bajaron sus perspectivas de crecimiento para este año.
Bolivia no es una isla en
el mapa económico, por el contrario está inmerso en el comercio global, y
empezó a verse afectado por el lado de las exportaciones de gas con destino a la
Argentina y Brasil que fue disminuyendo desde fines de 2018. Sin embargo, esta
caída fue compensada por un crecimiento importante del volumen de las
exportaciones no tradicionales, que a julio de 2019 incrementó en 13% respecto
al mismo periodo anterior.
Al mes de julio el
déficit acumulado alcanzó a 671 millones de dólares con una corrección gradual
durante el año. En el mes de julio se registró un superávit comercial de 85
millones de dólares y se espera que continúe esta mejora en los próximos meses.
Por lo señalado, el
balance comercial es resultado de la economía real, pero algunos economistas no
logran comprender y siguen confiando en los poderes del tipo de cambio nominal,
como un instrumento mágico que permitirá alcanzar el superávit comercial, o al
menos, retornar al equilibrio externo. Por supuesto hay una lógica detrás pues
al depreciar la moneda nacional los exportadores reciben más bolivianos por sus
mismos dólares y los importadores necesitan más bolivianos para comprar los dólares
necesarios para su actividad.
Sin embargo la economía
no es tan sencilla como parece, debido a que el balance comercial no solo
depende del tipo de cambio nominal sino de muchos otros factores como los
precios de la economía interna, nivel de precios de los socios comerciales, el
Ingreso del resto del mundo, el PIB (Producto Interno Bruto) de la economía
nacional y otros. Es así que el déficit comercial registrado desde el 2015 si
bien esta explicada por una caída de los precios de importantes comodities (como
el petróleo, minerales, etc), también fue impulsada por el crecimiento del PIB nacional que
dinamiza el nivel de las importaciones.
Si se analiza el tipo de
cambio real (que captura el efecto del nivel de precios) entre el 2016 al
primer trimestre de 2019 este presenta una variación casi nula ¿Qué significa eso?, que en este periodo las
fluctuaciones de los tipos de cambio nominal de los socios comerciales y sus
niveles de precios convergieron al mismo nivel del 2016. Lo que en términos sencillos significa
que nuestro país evitó los rodeos innecesarios que lo único que traen es
inestabilidad e incertidumbre económica.
En tal sentido, gran
parte de lo que ocurre en el comercio internacional es resultado de lo que
sucede en la economía real y que las recetas
tradicionales de ajuste del tipo de cambio nominal son altamente
cuestionables. Finalmente es importante destacar que el déficit comercial
impulsado por elevados niveles de inversión del sector público es de carácter
transitorio debido a que estas van culminando la etapa de inversión y
conclusión de los proyectos.
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