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jueves, 19 de septiembre de 2019

COYUNTURA Y COMERCIO EXTERIOR


Juan Carlos Suntura Ramos | Economía Ascendente
La región atraviesa un deterioro económico cada vez más preocupante, que se fue agravando en 2018 y parte del 2019 principalmente por la Guerra Comercial entre EEUU y China; la crisis Venezolana y Argentina; la contracción económica del Brasil, Paraguay y Uruguay. Es importante resaltar que casi todas las economías de la región bajaron sus perspectivas de crecimiento para este año.
Bolivia no es una isla en el mapa económico, por el contrario está inmerso en el comercio global, y empezó a verse afectado por el lado de las exportaciones de gas con destino a la Argentina y Brasil que fue disminuyendo desde fines de 2018. Sin embargo, esta caída fue compensada por un crecimiento importante del volumen de las exportaciones no tradicionales, que a julio de 2019 incrementó en 13% respecto al mismo periodo anterior.
Al mes de julio el déficit acumulado alcanzó a 671 millones de dólares con una corrección gradual durante el año. En el mes de julio se registró un superávit comercial de 85 millones de dólares y se espera que continúe esta mejora en los próximos meses.
Por lo señalado, el balance comercial es resultado de la economía real, pero algunos economistas no logran comprender y siguen confiando en los poderes del tipo de cambio nominal, como un instrumento mágico que permitirá alcanzar el superávit comercial, o al menos, retornar al equilibrio externo. Por supuesto hay una lógica detrás pues al depreciar la moneda nacional los exportadores reciben más bolivianos por sus mismos dólares y los importadores necesitan más bolivianos para comprar los dólares necesarios para su actividad.
Sin embargo la economía no es tan sencilla como parece, debido a que el balance comercial no solo depende del tipo de cambio nominal sino de muchos otros factores como los precios de la economía interna, nivel de precios de los socios comerciales, el Ingreso del resto del mundo, el PIB (Producto Interno Bruto) de la economía nacional y otros. Es así que el déficit comercial registrado desde el 2015 si bien esta explicada por una caída de los precios de importantes comodities (como el petróleo, minerales, etc), también fue  impulsada por el crecimiento del PIB nacional que dinamiza el nivel de las importaciones.
Si se analiza el tipo de cambio real (que captura el efecto del nivel de precios) entre el 2016 al primer trimestre de 2019 este presenta una variación casi nula ¿Qué  significa eso?, que en este periodo las fluctuaciones de los tipos de cambio nominal de los socios comerciales y sus niveles de precios convergieron al mismo nivel del 2016. Lo que en términos sencillos significa que nuestro país evitó los rodeos innecesarios que lo único que traen es inestabilidad e incertidumbre económica.
En tal sentido, gran parte de lo que ocurre en el comercio internacional es resultado de lo que sucede en la economía real y que las recetas  tradicionales de ajuste del tipo de cambio nominal son altamente cuestionables. Finalmente es importante destacar que el déficit comercial impulsado por elevados niveles de inversión del sector público es de carácter transitorio debido a que estas van culminando la etapa de inversión y conclusión de los proyectos.
 

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