Por: Oswaldo Quelali
Recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó su informe anual sobre la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe, en la cual señala que el flujo de inversión habría disminuido en 9 por ciento en la región y 22 por ciento en el caso de Bolivia, durante el 2015.
Es importante entender que la contracción de la IED en la región es un fenómeno generalizado, salvo algunas excepciones, y que responde a la incertidumbre que sobrelleva el mercado de commodities. Con este escenario de fondo parece lógico una mayor aversión al riesgo por parte de los inversores. Así, los países más afectados con la caída de la IED fueron Brasil con una disminución de $us 21.820 millones, seguido de Colombia con una contracción de $us 4.217 millones, Perú con $us 1.023 millones, y Chile con una baja de $us 1.885 millones. Con la excepción de Brasil, estos países conciernen a economías con fuerte orientación al mercado, lo que lleva a entender que son sustancialmente dependientes de la inversión extranjera y muy vulnerables a las convulsiones del contexto internacional.