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miércoles, 20 de abril de 2016

Economía y predicciones

Por: Miguel Angel Marañon
Los astrólogos, videntes y otros que predicen el futuro tienen un buen negocio, porque a nosotros, los ciudadanos, nos interesa saber qué nos depararán los años venideros. Y por esta razón, por lo general estos señores pronostican buenos augurios.

Por otro lado, en nuestra sociedad tenemos profesionales del área económica que gustan realizar predicciones respecto al futuro de la economía nacional, y entre ellos, los conservadores auguran días negros, tomando como referencia el comportamiento internacional de los precios de las materias primas, la emisión monetaria, la adquisición de crédito y otras herramientas financieras de forma muy mecánica. Un mal chiste que circula en el rubro indica al respecto: “El 50% del trabajo de los economistas se destina en predecir el comportamiento de la economía en una sociedad, y el otro 50%, en justificar por qué no se cumplió lo que se predijo”.

Organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) suelen hacer proyecciones respecto al crecimiento económico de las regiones. Y a pesar de que estas instituciones emplean varios medios, humanos y tecnológicos, para elaborar estos indicadores, sus proyecciones para el caso boliviano siempre han estado subestimadas (por ejemplo, el BM previó un crecimiento en la gestión 2015 de 4,3% y Bolivia creció 4,8%),

Y en nuestro medio lamentablemente los especialistas que emiten proyecciones lo hacen de forma general: si el BCB emite masa monetaria, ocasionará una inflación... la baja en el precio del petróleo generará una recesión económica... la deuda externa e interna contraerá la economía generando desempleo... Y dichas predicciones jamás son acompañadas de datos, razón por la cual es más fácil justificar los “errores cometidos”.

Considero que estas proyecciones se basan más en cálculos políticos (o en deseos personales en algunos casos) que en un análisis científico de la economía boliviana. No olvidemos que la economía no es una ciencia exacta sino social, razón principal para que las proyecciones u opiniones, principalmente de los pretéritos economistas, deban considerar una variable muy volátil como es el comportamiento de los ciudadanos (que va desde la confianza política, hasta la confianza económica futura que se expresa en un comportamiento racional de los agentes económicos).

Ojalá que en un futuro próximo las “predicciones” económicas de nuestros profesionales no se elaboren sobre la base de intereses político-partidarios, que sean verdaderos análisis científicos que logren describir el verdadero comportamiento económico, para que de esta manera se puedan proponer políticas serias que impulsen un desempeño económico mejor del que hemos tenido en estos últimos años.

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