Por: Oswaldo Quelali
Se fue 2015 y con el inicio del presente año nuevamente se afilan las desgastadas apuestas de los opinadores económicos con la esperanza de que esta vez la crisis económica internacional tumbe a nuestra economía. Antes de lanzar nuevas proyecciones, valga la oportunidad de aclarar ciertos aspectos económicos que fueron argumentados de manera parcial. En primera instancia se debe resaltar que al fin existe una aceptación generalizada de que la economía boliviana continúa creciendo, pese al deterioro de los términos de intercambio. Aunque los pesimistas reiteran que la “fiesta se terminó”, los organismos internacionales estiman que la economía nacional continuará ocupando el primer lugar de crecimiento en Sudamérica durante el presente año.
También se ha dicho que el reciente crecimiento está financiado con mayor deuda externa y reservas internacionales (RIN). Al respecto se ha señalado que ahora la economía nacional cuenta con mayores márgenes de endeudamiento gracias a los ahorros acumulados durante los últimos 10 años y el manejo sostenible de la deuda. A noviembre de 2015, el indicador de solvencia (deuda externa pública/PIB) llegó a 17,9%, levemente mayor al 17,3% de 2014 y ampliamente inferior al límite según el criterio de la CAN del 50%. Es decir que hoy la economía nacional puede tranquilamente cumplir con sus obligaciones con el exterior. Segundo, en contrapartida a la deuda externa, la dinámica de la deuda interna ha registrado una disminución del 1,6% entre 2014 y 2015.
Respecto a las RIN, se ha falseado que éstas se están “agotando inmisericordemente”. Lo cierto es que si bien han registrado una baja del 13,6% entre 2015 y 2014, continúan manteniendo niveles históricos en la economía boliviana, prueba de ello es que reflejan un aumento del 672% respecto a 2005, y el mayor ratio RIN/PIB de 38% en la región. Asimismo, se debe aclarar que la disminución de las reservas no se debe únicamente a menores ingresos por exportaciones (de gas natural principalmente), sino también por un incremento de la demanda de efectivo en el sistema financiero básicamente para cubrir las importaciones, que están compuestas cerca del 77% por bienes de capital e insumos intermedios. La caída de la cotización de otras divisas y del oro también incide en la baja de las RIN.
Con las respectivas aclaraciones, la economía boliviana ha logrado amortiguar los shocks externos gracias a una mayor inversión pública en infraestructura y apoyo al sector productivo, además del colchón económico de las RIN, que constituyen un soporte para la estabilidad económica que goza el país. 2016 trae nuevos desafíos, pero la economía nacional cuenta con las condiciones necesarias para obtener un buen desempeño. Si va a apostar, no apueste por los anhelos de los opinadores, apueste por Bolivia.
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