Por: Katherine Hinojosa Virreira
Las recientes noticias sobre el comercio exterior en América Latina ofrecen un panorama interesante para el análisis acerca de la orientación de la política económica en Bolivia. En efecto, Brasil situó en 3,16 reales por dólar su cotización en abril, siendo que en enero se situaba en 2,64 reales por dólar. Es decir el gigante está depreciando su moneda. Al respecto, la presidenta Dilma Rousseff, aseguró que Brasil continuará su política de permitir la libre flotación del real y no tiene intenciones de intervenir en el mercado para defender la moneda: “Lo que instrumentamos es una política de flotación cambiaria, y seguiremos haciéndolo”, dijo con énfasis.
Por otro lado, el precio del petróleo no se recupera. Abril comenzó con una cotización de $us 47 por barril. En febrero de 2015, el precio promedio fue de $us 51/bbl, ciertamente lejos de los $us 84/bbl que se lucía en octubre de 2014. Hecho importante porque los precios del gas que exporta Bolivia se calculan sobre una canasta de “fuels” indexados al precio del petróleo.
Para nuestro país la situación descrita ha tenido impacto en el comercio exterior. Un repaso de las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) de los últimos años ilustra los impactos generados en este tiempo. En 2010, las exportaciones llegaron a $us 6.966 millones, en 2014 a $us 12.856 millones. Pero la cifra más preocupante corresponde a los resultados del primer bimestre: a febrero de 2014 las exportaciones llegaron a $us 2.037MM, a 2015 el dato alcanza los $us 1.483MM, lo que representa una caída de 27 por ciento.
Un examen más detallado muestra que la mayor caída en términos absolutos corresponde al sector de hidrocarburos pues a febrero de 2014 se registró una exportación hidrocarburífera de $us 1.166MM y en el primer bimestre de 2015 llegó a $us 766MM, es decir se presentó una caída de $us 350MM, o lo que es lo mismo 31 por ciento de reducción. Este fenómeno se explica fundamentalmente por la caída en el precio del petróleo.
¿Qué efectos tendrá esta situación en la economía boliviana? Se debe resaltar que el escenario negativo descrito encuentra al país en una posición positiva. Los datos muestran que el saldo en cuenta corriente (diferencia entre exportaciones e importaciones) todavía es positivo pues al primer bimestre llega a $us 19MM, es poco probable que se mantenga esta tendencia pero la caída en reservas internacionales tampoco será de una magnitud considerable. De hecho, acá se ve con absoluta claridad la importancia de contar con más de $us 15.000MM en reservas. O lo que es lo mismo no existirán presiones a la devaluación por lo que la inflación se mantendrá bajo control.
En términos fiscales es probable que el impacto sobre las finanzas públicas del Tesoro General de la Nación, gobernaciones, municipios y universidades llegue a $us 500 millones. La buena noticia radica en que los saldos de caja y bancos de las entidades territoriales llegan a fines de marzo a $us 2.000 millones. Por tanto, cubrirán con holgura el impacto de la caída lo cual significa que la inversión pública de $us 6.127MM programada para este año estaría tranquilamente garantizada.
Por tanto, no parece fuera de lugar el optimismo de las principales autoridades económicas que aseguran que Bolivia crecerá en 5 por ciento este año. Se tendrá un impacto pero el mismo puede ser amortiguado porque el país se preparó para enfrentar la crisis.
Por otro lado, el precio del petróleo no se recupera. Abril comenzó con una cotización de $us 47 por barril. En febrero de 2015, el precio promedio fue de $us 51/bbl, ciertamente lejos de los $us 84/bbl que se lucía en octubre de 2014. Hecho importante porque los precios del gas que exporta Bolivia se calculan sobre una canasta de “fuels” indexados al precio del petróleo.
Para nuestro país la situación descrita ha tenido impacto en el comercio exterior. Un repaso de las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) de los últimos años ilustra los impactos generados en este tiempo. En 2010, las exportaciones llegaron a $us 6.966 millones, en 2014 a $us 12.856 millones. Pero la cifra más preocupante corresponde a los resultados del primer bimestre: a febrero de 2014 las exportaciones llegaron a $us 2.037MM, a 2015 el dato alcanza los $us 1.483MM, lo que representa una caída de 27 por ciento.
Un examen más detallado muestra que la mayor caída en términos absolutos corresponde al sector de hidrocarburos pues a febrero de 2014 se registró una exportación hidrocarburífera de $us 1.166MM y en el primer bimestre de 2015 llegó a $us 766MM, es decir se presentó una caída de $us 350MM, o lo que es lo mismo 31 por ciento de reducción. Este fenómeno se explica fundamentalmente por la caída en el precio del petróleo.
¿Qué efectos tendrá esta situación en la economía boliviana? Se debe resaltar que el escenario negativo descrito encuentra al país en una posición positiva. Los datos muestran que el saldo en cuenta corriente (diferencia entre exportaciones e importaciones) todavía es positivo pues al primer bimestre llega a $us 19MM, es poco probable que se mantenga esta tendencia pero la caída en reservas internacionales tampoco será de una magnitud considerable. De hecho, acá se ve con absoluta claridad la importancia de contar con más de $us 15.000MM en reservas. O lo que es lo mismo no existirán presiones a la devaluación por lo que la inflación se mantendrá bajo control.
En términos fiscales es probable que el impacto sobre las finanzas públicas del Tesoro General de la Nación, gobernaciones, municipios y universidades llegue a $us 500 millones. La buena noticia radica en que los saldos de caja y bancos de las entidades territoriales llegan a fines de marzo a $us 2.000 millones. Por tanto, cubrirán con holgura el impacto de la caída lo cual significa que la inversión pública de $us 6.127MM programada para este año estaría tranquilamente garantizada.
Por tanto, no parece fuera de lugar el optimismo de las principales autoridades económicas que aseguran que Bolivia crecerá en 5 por ciento este año. Se tendrá un impacto pero el mismo puede ser amortiguado porque el país se preparó para enfrentar la crisis.
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