Por: Octavio Machicao
Tras que el Gobierno anunciara el doble aguinaldo en beneficio de los trabajadores de los sectores público y privado, numerosos opinadores y los llamados analistas económicos se convirtieron en astrólogos, adivinos y futurólogos, en lugar de hacer el trabajo de economistas.
Muchos de ellos se atrevieron a predecir que la medida del Gobierno tendría efectos inflacionarios para la economía boliviana de alrededor del 10 y 15% al cierre de la gestión 2013.
Desafortunadamente, nuestros opinadores, transformados en astrólogos, adivinos y futurólogos, no tuvieron buena suerte al predecirnos lo que iba pasar en el futuro en relación con la inflación. Según la información del Instituto Nacional de Estadística, la economía boliviana cerró la gestión 2013 con una tasa de inflación acumulada de 6,48%; siendo significativamente inferior a la que nos predijeron nuestros opinadores.
Hay que recordarles a todos ellos que el trabajo que debemos realizar los economistas, al momento de realizar un análisis económico, no es la de un astrólogo, adivino o futurólogo; de lo contrario, sería un trabajo similar al de los médicos, que diagnostican los problemas y las causas de esos problemas para luego encontrar las soluciones.
Está claro que estos opinadores no realizaron un buen diagnóstico de la economía en el momento que lanzaron sus opiniones, se aventuraron a hacer un diagnóstico simple.
Seguramente muchos de ellos se dejaron influenciar por su ideología y juicios de valor, dejando de lado el diagnóstico científico sobre el verdadero efecto del doble aguinaldo en los precios de la canasta familiar.
Todos ellos no tomaron en cuenta que el doble aguinaldo venía acompañado de una mayor producción de bienes y servicios, producto del constante crecimiento de la economía boliviana, de las medidas que lleva adelante el Gobierno para frenar la inflación, y de los instrumentos de política económica adoptados por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y el Banco Central de Bolivia para garantizar la estabilidad en los precios. Una muestra de ello es el control de la cantidad de dinero en circulación en la economía.
Está claro que el pago del segundo aguinaldo significó una mayor inyección de dinero en la economía, lo que llevó al Gobierno, a través del Banco Central, a retirar circulante que se encontraba en poder de los consumidores, con el propósito de controlar las presiones inflacionarias por el lado monetario.
Por el lado fiscal, el Ministerio de Economía contribuyó a estabilizar los precios de los principales productos de la canasta familiar, mediante la subvención de alimentos e hidrocarburos.
Los resultados de la tasa de inflación al cierre de 2013 (6,48%), demostraron la eficacia de la política monetaria y de la política fiscal del Gobierno para controlar el nivel de precios.
Es innegable el éxito que tuvieron las acertadas medidas d el Gobierno para frenar la inflación y evitar el incremento en los precios en artículos de primera necesidad.
Se debe destacar el esfuerzo realizado para controlar las presiones inflacionarias, incluso en un contexto de inyección de liquidez y de los efectos climatológicos sufridos en el territorio nacional, que afectaron a la producción de productos alimenticios.
http://www.paginasiete.bo/opinion/2014/1/21/economistas-transformados-astrologos-futurologos-11894.html
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