Por: Omar A. Yujra Santos
El 1 de mayo de este año, el Gobierno
y la Central Obrera Boliviana, perfeccionarán el acuerdo del incremento
salarial para este año (8,5% al haber básico y 15% al Salario Mínimo Nacional -
SMN), a través de varios Decretos Supremos, que establecerán los mecanismos
para su aplicación, algunos datos sobre este acuerdo son los siguientes:
En primera instancia continúa la
política de otorgar incrementos por encima de la tasa de inflación, con la
finalidad de mejorar en términos reales los ingresos de los trabajadores y no
simplemente una reposición del poder adquisitivo, en un año donde según algunas
opiniones, toda la economía tendría que venirse abajo.
En el pasado, cuando se presentaban “crisis
económicas”, el peso se descargaba sobre la población trabajadora. Un ejemplo,
en las gestiones 2003, 2004 y 2005, el SMN fue congelado ocasionando en
términos salariales un rezago enorme de Bolivia respecto a países vecinos; entre
2001 y 2005 el incremento del SMN fue de sólo Bs40.
Algo que llama la atención es que en
época de crisis los presidentes se pagaban sueldos que correspondían a periodos
de bonanza. Hugo Banzer, Jorge Quiroga y Gonzalo Sánchez de Lozada, ganaban el
equivalente a 100 veces el SMN, puesto que en esos años el mismo alcanzaba a
Bs300. En la actualidad, según diferentes medios internacionales, Evo Morales
es el peor pagado en toda la región, puesto que su salario equivale únicamente a
14 SMN, empero el mínimo hoy equivale a Bs1.440 que con el incremento acordado alcanzaría
a Bs1.656.
Esto se debe a que en 2006 el salario
del presidente se redujo de Bs29.900 a Bs15.000; asimismo, se rebajó el sueldo
del Vicepresidente, de los ministros y viceministros, además de los gastos de
representación que recibían en ese entonces, independientemente de su
remuneración. Según información oficial con los recursos ahorrados se crearon
ítems en favor de los sectores de salud y educación.
Revisados los Decretos Supremos de
incremento salarial de las últimas gestiones también se puede observar un mayor
beneficio para los que menos ganan, puesto que se incluyen disposiciones donde
se establece el inversamente proporcional, que significa otorgar mayor beneficio
al que menos gana en contraposición de los que ganan más; sin embargo, esta
medida ha ocasionado que en las escalas salariales de los diferentes sectores
beneficiados existan niveles que se superponen a otros, lo cual debiera ser
analizado en esta gestión.
Pese a los constantes incrementos
salariales, además de ser otorgados por encima de la tasa de inflación lo que
posibilita mayor demanda interna, se preservó la sostenibilidad de la inversión
pública. En 2005 el presupuesto destinado a sueldos y salarios alcanzaba
Bs7.379 millones mientras que para la inversión pública sólo se asignaba Bs5.078
millones; sin embargo, para 2015 se destinan Bs31.951 millones en sueldos,
mientras que la inversión pública supera los Bs45.786 millones. Lo que significa
que si bien se ha buscado mejoras a nivel salarial, también se ha logrado que
el presupuesto en inversión supere al gasto en salarios.
Es evidente que el trasfondo de esta política tiene un
claro objetivo, reducir las asimetrías y la brecha de desigualdad de ingresos
entre los más ricos y los más pobres, puesto que esa relación se redujo de 128 a
42 veces entre 2005 y 2013, mismo que coadyuvó también con la disminución del
índice de pobreza extrema de 38,2% a 18,8% en el mismo periodo.
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