Por: Steve Mendoza
Al igual que la afamada novela Drácula de Bram Stoker, en una suerte de “bautismo de sangre” en el que el villano de la historia muerde a su víctima y le da a beber su propia sangre para que ésta no muera, con el fin último de ligarla para siempre a él, las consignas neoliberales tratan de vincular, por la fuerza, la representatividad de los intereses del sector proletario y empresarial.
El “bautismo de sangre” en estos casos son contundentes consignas que buscan aterrorizar a las víctimas, generándoles zozobra e incertidumbre, apuntando con el dedo acusador al incremento salarial como el futuro causante de la quiebra de las pequeñas y medianas empresas en Bolivia, y como consecuencia posterior el despido de una ingente cantidad de trabajadores. Así también señalan que la insostenibilidad financiera de las políticas salariales generarían la migración de las empresas a la informalidad. De esta manera dichas consignas condicionan, al igual que el villano de la novela de Stoker, a vincularse a sus intereses a fin de salvar la vida.
Discrepando de estas consignas, es importante traer a colación algunas reflexiones de los entendidos en la materia como Navarro, Torres y Garzón, economistas españoles de reconocida trayectoria que explican el doble papel del salario en la economía e indican que éste a nivel microeconómico significa un coste, pero a nivel macroeconómico es un componente fundamental de la demanda; es decir, de la capacidad de consumo de una economía. En palabras sencillas, el incremento salarial mantendría el poder adquisitivo de la gente a fin de que ésta siga comprando bienes y servicios al empresariado. Lo contrario implicaría que si los salarios no subieran, entonces la capacidad de consumo global también sería mucho menor, y los empresarios tendrían menos posibilidades de vender todos los productos que producen.
Por otro lado, la migración de lo formal a lo informal a causa de la insostenibilidad de las políticas salariales no tiene ninguna fundamentación fáctica, ya que desde la gestión 2006 hasta la presente el salario subió de Bs 440 a Bs 1.656, incremento que porcentualmente significa 276%. No obstante lo anterior, de acuerdo con datos de Fundempresa, a febrero de 2015 la base empresarial activa contó con 147.875 firmas registradas, lo que representa 540% más con relación a la gestión 2006 y 11% respecto al año pasado. Lo anterior demuestra concretamente que la supuesta migración a lo informal es al igual que la novela de Stoker, pura ficción.
Es paradójico comparar a los unos y los otros que plantean las críticas al incremento salarial con el villano de la novela de Stoker, pero, aunque dichas comparaciones sean odiosas, encajan perfectamente, ya que al igual que el conde Drácula, su único afán es chupar la sangre de sus víctimas a fin de tenerlas a su merced; empero, apelo al desenlace de dicha novela, esperando que las víctimas de este bautismo de sangre rompan el vínculo con la muerte de tan nefasto personaje, que en este caso se llama neoliberalismo.
Al igual que la afamada novela Drácula de Bram Stoker, en una suerte de “bautismo de sangre” en el que el villano de la historia muerde a su víctima y le da a beber su propia sangre para que ésta no muera, con el fin último de ligarla para siempre a él, las consignas neoliberales tratan de vincular, por la fuerza, la representatividad de los intereses del sector proletario y empresarial.
El “bautismo de sangre” en estos casos son contundentes consignas que buscan aterrorizar a las víctimas, generándoles zozobra e incertidumbre, apuntando con el dedo acusador al incremento salarial como el futuro causante de la quiebra de las pequeñas y medianas empresas en Bolivia, y como consecuencia posterior el despido de una ingente cantidad de trabajadores. Así también señalan que la insostenibilidad financiera de las políticas salariales generarían la migración de las empresas a la informalidad. De esta manera dichas consignas condicionan, al igual que el villano de la novela de Stoker, a vincularse a sus intereses a fin de salvar la vida.
Discrepando de estas consignas, es importante traer a colación algunas reflexiones de los entendidos en la materia como Navarro, Torres y Garzón, economistas españoles de reconocida trayectoria que explican el doble papel del salario en la economía e indican que éste a nivel microeconómico significa un coste, pero a nivel macroeconómico es un componente fundamental de la demanda; es decir, de la capacidad de consumo de una economía. En palabras sencillas, el incremento salarial mantendría el poder adquisitivo de la gente a fin de que ésta siga comprando bienes y servicios al empresariado. Lo contrario implicaría que si los salarios no subieran, entonces la capacidad de consumo global también sería mucho menor, y los empresarios tendrían menos posibilidades de vender todos los productos que producen.
Por otro lado, la migración de lo formal a lo informal a causa de la insostenibilidad de las políticas salariales no tiene ninguna fundamentación fáctica, ya que desde la gestión 2006 hasta la presente el salario subió de Bs 440 a Bs 1.656, incremento que porcentualmente significa 276%. No obstante lo anterior, de acuerdo con datos de Fundempresa, a febrero de 2015 la base empresarial activa contó con 147.875 firmas registradas, lo que representa 540% más con relación a la gestión 2006 y 11% respecto al año pasado. Lo anterior demuestra concretamente que la supuesta migración a lo informal es al igual que la novela de Stoker, pura ficción.
Es paradójico comparar a los unos y los otros que plantean las críticas al incremento salarial con el villano de la novela de Stoker, pero, aunque dichas comparaciones sean odiosas, encajan perfectamente, ya que al igual que el conde Drácula, su único afán es chupar la sangre de sus víctimas a fin de tenerlas a su merced; empero, apelo al desenlace de dicha novela, esperando que las víctimas de este bautismo de sangre rompan el vínculo con la muerte de tan nefasto personaje, que en este caso se llama neoliberalismo.
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