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viernes, 25 de octubre de 2013

Apropiación del excedente económico para los bolivianos

Por: José Siñani Cárdenas
Llamó mi atención al artículo escrito por Gonzalo Chavez publicado en fecha 20 de octubre de 2013, en el cual plantea una serie de críticas sobre la originalidad de las políticas del nuevo modelo económico. Al respecto, es preciso hacer aclaraciones y precisiones, en cuanto a los ingresos tributarios que percibe el Estado.

A tal efecto, me remito a una de las bases del nuevo modelo económico, la “Apropiación del Excedente Económico” que marca el norte en cuanto a la política de ingresos para su redistribución a través de medidas de corte social y al fortalecimiento del aparato productivo; que difiere sustancialmente del modelo anterior que permitía la fuga de estos excedentes y la concentración en manos de privados y transnacionales.

Efectivamente, la recaudación tributaria se incrementó de manera significativa alcanzando a duplicar los montos en los últimos siete años. Lo destacable de este crecimiento es su composición, ya que en 2006 los ingresos tributarios por hidrocarburos representaban el 8% del PIB y el resto de los impuestos del mercado interno el 15%, mientras que en 2012, si bien la situación de los ingresos de recursos naturales no cambió al mantenerse en 8% del PIB; los impuestos nacionales se incrementaron al 19% del PIB; principalmente producto del incremento en el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto a las Transacciones (IT) y el Impuesto sobre las Utilidades de las Empresas (IUE); tributos que reflejan un mayor y creciente dinamismo del mercado interno.

En este sentido, siguiendo los preceptos constitucionales, las medidas asumidas para la apropiación del excedente han repercutido en este importante incremento de la recaudación impositiva, y afectan únicamente a rubros que presentan utilidades extraordinarias tales como el sector minero y financiero, sobre los cuales se aplicaron alícuotas adicionales al IUE que permiten capturar esos excedentes y fortalecer la política de redistribución.

Asimismo, la política de ingresos en el marco del nuevo modelo permite también, la consecución de objetivos para-fiscales, tal es el caso del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) y el Impuesto a la Venta de Moneda Extranjera (IVME) que han coadyuvado con la política de bolivianización y a devolver la soberanía monetaria al país. Por su parte, se ha generado un mecanismo virtuoso en cuanto a destinar recursos del consumo de bebidas alcohólicas hacia el deporte, a través del Impuesto a los Consumos Específicos (ICE).

¿Recae la carga impositiva sobre los mismos actores? Claro que no. Para verificar el hecho basta revisar las cifras del Padrón Nacional de Contribuyentes que ha registrado un crecimiento significativo de más de 170,000 nuevos aportantes al Estado, respecto a lo observado en 2005.

A estos resultados positivos se suman los logros alcanzados por las acciones de fiscalización, control y generación de cultura tributaria emprendidos por las administraciones tributaria y aduanera a objeto de luchar contra la evasión y el contrabando; a través de mecanismos interinstitucionales que buscan reducir estos males.

Es así que, el Estado ya no es el espectador abúlico de la salida de recursos del país como proponía el modelo neoliberal, sino que forma parte activa de la captura de los excedentes, recursos que pertenecen a todos los bolivianos y que deben ser canalizados no sólo por el Gobierno Central sino principalmente por las Gobernaciones y Municipios.

Lo escrito en estas líneas no es una visión sesgada y unilateral del manejo económico, mucho menos una vanagloria o autoelogio; sino algunos de los resultados objetivos y evidentes del nuevo modelo económico, que han sido analizados por organismos internacionales y fueron calificados incluso como impresionantes por el Fondo Monetario Internacional, y las políticas sociales como innovadoras por el Banco Mundial.

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