Por: Carlos Camargo Ticona
Quedamos en un simple consenso: todos debemos conocer lo bueno y lo malo, lo que nos hace bien y lo que nos hace mal. Decidimos de pura voluntad aquello que nos conviene. Algunos optarán por lo malo; una gran mayoría tratará de optar por lo bueno.
Con esta introducción de tipo más deontológico que moralista todas las mañanas nos levantarnos y enfrentarnos a la selva de cemento conscientes que en nuestras espaldas y acciones el día se dividirá entre las cosas buenas y malas que decidamos, ahí se reflejará nuestra ética.
Como todas las mañanas -libertad mía- me enfrento a los medios de comunicación y zapeo desde las noticias deportivas, políticas y económicas que, sin duda, me dirán si mi platita vale todavía. Aunque a veces los términos de inflación, deuda, me sean tan lejanos, trato de entender lo más simple: estamos bien o estamos mal. Generalmente desde hace muchos años las noticias son alentadoras.
Pero antes de terminar este enfrentamiento aparece un "experto”, es una raza nueva que han desarrollado los medios de comunicación, una nueva especialidad multidisciplinaria de personas que no conocemos y que opina con soltura. "Mancha corbata” (gracias Papirri) que nos inundan de sus preocupaciones y análisis a cerca de la coyuntura actual. Estos "expertos”, que emiten sus comentarios "independientes” a fin de sentar una posición personal sobre un tema determinado, en un nuevo formato periodístico más bien empírico que científico.
Como en todo hay subespecialidades. A unos les viene bien los deportes. Ahí nos envuelven sobre la problemática del futbol 100% boliviano. A otros le viene la política, que es más emocionante que el fútbol. Otros opinarán sobre el transporte y muchos hablarán de economía. Hasta ahí vamos bien, son posiciones personales sobre fútbol, transporte, política. Algunos estarán de acuerdo otros no, pero en general, a los 10 minutos, nos habremos olvidado de la opinión y tal vez del opinador, como diría Savater "podemos prescindir tranquilamente de ello”.
Pero de lo que no se puede prescindir es de la ética que debe tener cualquier "experto” o político. Por ejemplo en el ámbito económico me remito a lo ocurrido en enero de 2011, cuando a cierto "político opinador” se le ocurrió difundir falsos rumores sobre un posible corralito bancario y la devaluación intempestiva del dólar.
En esa ocasión la población retiró de los bancos entre 250 y 300 millones de dólares. Esa irresponsabilidad pudo causar una desestabilidad en el ámbito financiero. Ahí Savater le diría al "opinador” que uno de los principios de la ética es la libertad, más o menos, hacer lo que a uno le dé la gana, pero sin afectar al otro, más bien no mentir al otro.
También escucho, veo y leo a muchos "opinadores económicos” (Julio, José, Humberto, Ramiro, Alberto, Juan Carlos, Pedro) hablar sobre la economía del país, casi casi haciéndonos creer que vivimos en otro país. ¿Qué difícil es respetar la libertad del otro? cuando al emitir una opinión viene cargada de posiciones políticas, religiosas, culturales, hasta discriminadoras.
Ahí no hay ética, estamos optando por lo malo… "Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir”. Lo ético sería decir, yo pienso así porque tengo esta tendencia, ahí nosotros sabríamos a qué atenernos, pero todos son "independientes”.
Imaginémonos que un buen día un "opinador” sale a decir que va a existir una devaluación del boliviano, yo corro a sacar mi dinero del banco y lo convierto a otra moneda, conmigo unas miles de personas más. Cuán importante es, entonces, que los opinadores tengan ética, no pensando en ellos, si no en las libertades de todos nosotros. Savater diría que tu libertad termina donde comienza la mía. Entonces, podemos vivir con un mal comentario de fútbol, pero no podemos "vivir bien” con una opinión económica tendenciosa.
Savater dedicó en Ética para Amador (su hijo) la tarea de enseñar de manera fácil y sencilla lo que es la ética, entonces propongo "Ética para Opinador” una tarea pendiente para entender que cada comentario, cada opinión debe contener un mínimo de ética o éticas. Vale decir, aprender que hay ciertos estudios que necesariamente deben ser conocidos antes de emitir un comentario.
"Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida... Se puede vivir sin saber astrofísica, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero se vive”, escribe el filósofo español Fernando Savater en Ética para Amador, pero "Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo es un conocimiento que todos intentamos adquirir, todos sin excepción”, a ese conocimiento llamamos ética.
Quedamos en un simple consenso: todos debemos conocer lo bueno y lo malo, lo que nos hace bien y lo que nos hace mal. Decidimos de pura voluntad aquello que nos conviene. Algunos optarán por lo malo; una gran mayoría tratará de optar por lo bueno.
Con esta introducción de tipo más deontológico que moralista todas las mañanas nos levantarnos y enfrentarnos a la selva de cemento conscientes que en nuestras espaldas y acciones el día se dividirá entre las cosas buenas y malas que decidamos, ahí se reflejará nuestra ética.
Como todas las mañanas -libertad mía- me enfrento a los medios de comunicación y zapeo desde las noticias deportivas, políticas y económicas que, sin duda, me dirán si mi platita vale todavía. Aunque a veces los términos de inflación, deuda, me sean tan lejanos, trato de entender lo más simple: estamos bien o estamos mal. Generalmente desde hace muchos años las noticias son alentadoras.
Pero antes de terminar este enfrentamiento aparece un "experto”, es una raza nueva que han desarrollado los medios de comunicación, una nueva especialidad multidisciplinaria de personas que no conocemos y que opina con soltura. "Mancha corbata” (gracias Papirri) que nos inundan de sus preocupaciones y análisis a cerca de la coyuntura actual. Estos "expertos”, que emiten sus comentarios "independientes” a fin de sentar una posición personal sobre un tema determinado, en un nuevo formato periodístico más bien empírico que científico.
Como en todo hay subespecialidades. A unos les viene bien los deportes. Ahí nos envuelven sobre la problemática del futbol 100% boliviano. A otros le viene la política, que es más emocionante que el fútbol. Otros opinarán sobre el transporte y muchos hablarán de economía. Hasta ahí vamos bien, son posiciones personales sobre fútbol, transporte, política. Algunos estarán de acuerdo otros no, pero en general, a los 10 minutos, nos habremos olvidado de la opinión y tal vez del opinador, como diría Savater "podemos prescindir tranquilamente de ello”.
Pero de lo que no se puede prescindir es de la ética que debe tener cualquier "experto” o político. Por ejemplo en el ámbito económico me remito a lo ocurrido en enero de 2011, cuando a cierto "político opinador” se le ocurrió difundir falsos rumores sobre un posible corralito bancario y la devaluación intempestiva del dólar.
En esa ocasión la población retiró de los bancos entre 250 y 300 millones de dólares. Esa irresponsabilidad pudo causar una desestabilidad en el ámbito financiero. Ahí Savater le diría al "opinador” que uno de los principios de la ética es la libertad, más o menos, hacer lo que a uno le dé la gana, pero sin afectar al otro, más bien no mentir al otro.
También escucho, veo y leo a muchos "opinadores económicos” (Julio, José, Humberto, Ramiro, Alberto, Juan Carlos, Pedro) hablar sobre la economía del país, casi casi haciéndonos creer que vivimos en otro país. ¿Qué difícil es respetar la libertad del otro? cuando al emitir una opinión viene cargada de posiciones políticas, religiosas, culturales, hasta discriminadoras.
Ahí no hay ética, estamos optando por lo malo… "Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir”. Lo ético sería decir, yo pienso así porque tengo esta tendencia, ahí nosotros sabríamos a qué atenernos, pero todos son "independientes”.
Imaginémonos que un buen día un "opinador” sale a decir que va a existir una devaluación del boliviano, yo corro a sacar mi dinero del banco y lo convierto a otra moneda, conmigo unas miles de personas más. Cuán importante es, entonces, que los opinadores tengan ética, no pensando en ellos, si no en las libertades de todos nosotros. Savater diría que tu libertad termina donde comienza la mía. Entonces, podemos vivir con un mal comentario de fútbol, pero no podemos "vivir bien” con una opinión económica tendenciosa.
Savater dedicó en Ética para Amador (su hijo) la tarea de enseñar de manera fácil y sencilla lo que es la ética, entonces propongo "Ética para Opinador” una tarea pendiente para entender que cada comentario, cada opinión debe contener un mínimo de ética o éticas. Vale decir, aprender que hay ciertos estudios que necesariamente deben ser conocidos antes de emitir un comentario.
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