Por: Sergio Cardozo Velasquez
En las últimas semanas, se generaron repercusiones por la reducción del crecimiento estimado para el 2015 de 5 por ciento , porcentaje menor en comparación a la gestión 2014 que fue de 5,5 por ciento . Muchos analistas señalan que esta disminución es producto del descenso del precio internacional del petróleo, lo cual evidenciaría que el período de bonanza económica de Bolivia llegó a su fin.
Ante este obscuro pronóstico de nuestros analistas, sería interesante dar un vistazo a lo que opinan prestigiosos organismos externos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), del crecimiento de Bolivia para el 2015, éste según ellos será uno de los más altos en América Latina, solo por debajo de Perú.
Recordemos que el 2005, Bolivia ocupaba el octavo puesto en las tasas de crecimiento económico de América Latina, panorama que cambió desde el 2006, ascenso que se atribuye a la implementación del denominado “Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo”, que transfiere recursos de los sectores estratégicos (hidrocarburos, minería, electricidad) a los sectores generadores de ingresos y empleos, en una política de redistribución de recursos que fomenta la demanda interna, pretendiendo transformarla en el motor principal del país; ello sin duda, ha permitido que hasta el año 2014 se obtengan destacables niveles de crecimiento en el continente, a pesar de crisis económicas y financieras internacionales que también provocaron en su tiempo descensos de las materias primas; empero, el modelo sigue a prueba.
El Gobierno ha señalado que para continuar con el ascenso en la economía y para cumplir los objetivos de la llamada Agenda Patriótica 2025, es necesario que para el 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia se triplique, llegando a aproximadamente $us 100.000 millones. Para ello, de acuerdo a estimaciones realizadas, es importante que la inversión pública promedio sea entre $us 6.000 millones y la inversión privada llegue a $us 2.500 millones, anualmente.
En las últimas semanas, el Gobierno confirmó la inversión pública de aproximadamente $us 6.100 millones (15 por ciento respecto al PIB), no obstante el sector privado estimó una inversión de $us 1.700 millones (7 por ciento respecto al PIB), el cual no sería suficiente para alcanzar las metas establecidas en la agenda nacional y generar una mayor expansión económica.
De hecho, para analizar cuán importante es dicha variable, según estudios realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) economías emergentes asiáticas como China e India registran tasas de inversión más agresivas alrededor del 35 por ciento a 45 por ciento respecto a su PIB, por las cuales demuestran crecimientos acelerados de sus economías.
En este contexto, es importante que el sector privado duplique sus esfuerzos para una mayor inversión en el país, que permita generar un efecto multiplicador en la economía y se traduzca en mayor empleo, reducción de la pobreza e incremento de la productividad; no cabe duda que el Gobierno debe garantizar la inversión pública y demostrar cuán fuerte es la demanda interna frente a la caída de los precios de las materias primas, sin olvidar que debe brindar una mayor seguridad jurídica e incentivos para la inversión y exportación, solo así los bolivianos podremos “vivir bien”.
En las últimas semanas, se generaron repercusiones por la reducción del crecimiento estimado para el 2015 de 5 por ciento , porcentaje menor en comparación a la gestión 2014 que fue de 5,5 por ciento . Muchos analistas señalan que esta disminución es producto del descenso del precio internacional del petróleo, lo cual evidenciaría que el período de bonanza económica de Bolivia llegó a su fin.
Ante este obscuro pronóstico de nuestros analistas, sería interesante dar un vistazo a lo que opinan prestigiosos organismos externos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), del crecimiento de Bolivia para el 2015, éste según ellos será uno de los más altos en América Latina, solo por debajo de Perú.
Recordemos que el 2005, Bolivia ocupaba el octavo puesto en las tasas de crecimiento económico de América Latina, panorama que cambió desde el 2006, ascenso que se atribuye a la implementación del denominado “Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo”, que transfiere recursos de los sectores estratégicos (hidrocarburos, minería, electricidad) a los sectores generadores de ingresos y empleos, en una política de redistribución de recursos que fomenta la demanda interna, pretendiendo transformarla en el motor principal del país; ello sin duda, ha permitido que hasta el año 2014 se obtengan destacables niveles de crecimiento en el continente, a pesar de crisis económicas y financieras internacionales que también provocaron en su tiempo descensos de las materias primas; empero, el modelo sigue a prueba.
El Gobierno ha señalado que para continuar con el ascenso en la economía y para cumplir los objetivos de la llamada Agenda Patriótica 2025, es necesario que para el 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia se triplique, llegando a aproximadamente $us 100.000 millones. Para ello, de acuerdo a estimaciones realizadas, es importante que la inversión pública promedio sea entre $us 6.000 millones y la inversión privada llegue a $us 2.500 millones, anualmente.
En las últimas semanas, el Gobierno confirmó la inversión pública de aproximadamente $us 6.100 millones (15 por ciento respecto al PIB), no obstante el sector privado estimó una inversión de $us 1.700 millones (7 por ciento respecto al PIB), el cual no sería suficiente para alcanzar las metas establecidas en la agenda nacional y generar una mayor expansión económica.
De hecho, para analizar cuán importante es dicha variable, según estudios realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) economías emergentes asiáticas como China e India registran tasas de inversión más agresivas alrededor del 35 por ciento a 45 por ciento respecto a su PIB, por las cuales demuestran crecimientos acelerados de sus economías.
En este contexto, es importante que el sector privado duplique sus esfuerzos para una mayor inversión en el país, que permita generar un efecto multiplicador en la economía y se traduzca en mayor empleo, reducción de la pobreza e incremento de la productividad; no cabe duda que el Gobierno debe garantizar la inversión pública y demostrar cuán fuerte es la demanda interna frente a la caída de los precios de las materias primas, sin olvidar que debe brindar una mayor seguridad jurídica e incentivos para la inversión y exportación, solo así los bolivianos podremos “vivir bien”.
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