Por: Katherine Hinojosa Virreira
Desde 2006, diversas fundaciones, organizaciones y analistas pronosticaron el derrumbe de la economía boliviana. Durante nueve años han insistido en que faltaba poco para el retorno de la temible recesión o la hiperinflación. Tras continuos fracasos teóricos terminaron por aceptar la ‘bonanza’, pero ahora ensayan una curiosa interpretación. La misma busca explicar el buen desempeño de la economía por el comportamiento ascendente de los precios de materias primas. Tal explicación no tiene otro propósito que mostrar que ‘no hay gestión’ de la política económica. Ahora que se ha hecho público el contenido del Programa Fiscal Financiero suscrito entre el Banco Central de Bolivia y el Ministerio de Economía, se sabe que el pronóstico de crecimiento del Producto Interno Bruto, anunciado en el Presupuesto General del Estado, baja del 5,9% al 5%, lo que ha llevado a los analistas a considerar que se confirman las previsiones pesimistas.
Una afirmación así debe contextualizarse. En 2014 Bolivia creció un 5,5%, mientras que América Latina y el Caribe crecieron apenas un 1,2%. De hecho, para ese año nuestro país logró la mayor tasa de crecimiento de la región, por encima de Colombia (4,8%), Paraguay (4%), Ecuador (4%) y Chile (2%), según datos del Fondo Monetario Internacional. Un examen pormenorizado muestra que el crecimiento de América Latina está altamente correlacionado con el desempeño de los precios de materias primas. Una muestra de esto es el hecho de que el precio del petróleo, en julio de 2008, se situó en $us 145 el barril; en mayo de 2011, en 113; en junio de 2014, en 107 y en febrero de 2015, en 51. Consistentemente la tasa de crecimiento en América Latina en 2010 fue del 6%, en 2011 llegó al 4,5%, en 2012 fue del 2,9% y en 2014, como se indicó, se redujo al 1,2%. En cambio, Bolivia en 2010 creció un 4,1% y en 2014 llegó al 5,5%. ¿Cómo se explica este comportamiento tan distinto entre la región y el país?
La razón se encuentra en el papel de la demanda interna. El producto puede analizarse desde el punto de vista de la oferta (lo que se produce) o de la demanda (como se consume). Esta última está compuesta por la demanda interna y externa. La interna corresponde a todas las transacciones que se hacen en el interior del país, mientras que la externa corresponde a las ventas netas (exportaciones menos importaciones) hechas fuera del país. En 2014 la demanda interna creció un 6,9%, mientras que la externa se redujo un -1,4% (aspecto consistente con el comportamiento de América Latina). ¿Qué pasará en 2015? A marzo, el precio del petróleo está por debajo de los $us 45. Sin embargo, tal baja no tendrá mayor incidencia en la inversión pública porque al momento las gobernaciones, municipios y universidades cuentan con saldos en caja y bancos por Bs 14.222 millones.
Desde 2006, diversas fundaciones, organizaciones y analistas pronosticaron el derrumbe de la economía boliviana. Durante nueve años han insistido en que faltaba poco para el retorno de la temible recesión o la hiperinflación. Tras continuos fracasos teóricos terminaron por aceptar la ‘bonanza’, pero ahora ensayan una curiosa interpretación. La misma busca explicar el buen desempeño de la economía por el comportamiento ascendente de los precios de materias primas. Tal explicación no tiene otro propósito que mostrar que ‘no hay gestión’ de la política económica. Ahora que se ha hecho público el contenido del Programa Fiscal Financiero suscrito entre el Banco Central de Bolivia y el Ministerio de Economía, se sabe que el pronóstico de crecimiento del Producto Interno Bruto, anunciado en el Presupuesto General del Estado, baja del 5,9% al 5%, lo que ha llevado a los analistas a considerar que se confirman las previsiones pesimistas.
Una afirmación así debe contextualizarse. En 2014 Bolivia creció un 5,5%, mientras que América Latina y el Caribe crecieron apenas un 1,2%. De hecho, para ese año nuestro país logró la mayor tasa de crecimiento de la región, por encima de Colombia (4,8%), Paraguay (4%), Ecuador (4%) y Chile (2%), según datos del Fondo Monetario Internacional. Un examen pormenorizado muestra que el crecimiento de América Latina está altamente correlacionado con el desempeño de los precios de materias primas. Una muestra de esto es el hecho de que el precio del petróleo, en julio de 2008, se situó en $us 145 el barril; en mayo de 2011, en 113; en junio de 2014, en 107 y en febrero de 2015, en 51. Consistentemente la tasa de crecimiento en América Latina en 2010 fue del 6%, en 2011 llegó al 4,5%, en 2012 fue del 2,9% y en 2014, como se indicó, se redujo al 1,2%. En cambio, Bolivia en 2010 creció un 4,1% y en 2014 llegó al 5,5%. ¿Cómo se explica este comportamiento tan distinto entre la región y el país?
La razón se encuentra en el papel de la demanda interna. El producto puede analizarse desde el punto de vista de la oferta (lo que se produce) o de la demanda (como se consume). Esta última está compuesta por la demanda interna y externa. La interna corresponde a todas las transacciones que se hacen en el interior del país, mientras que la externa corresponde a las ventas netas (exportaciones menos importaciones) hechas fuera del país. En 2014 la demanda interna creció un 6,9%, mientras que la externa se redujo un -1,4% (aspecto consistente con el comportamiento de América Latina). ¿Qué pasará en 2015? A marzo, el precio del petróleo está por debajo de los $us 45. Sin embargo, tal baja no tendrá mayor incidencia en la inversión pública porque al momento las gobernaciones, municipios y universidades cuentan con saldos en caja y bancos por Bs 14.222 millones.
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