Por: Silvia Eugenia Huanca
El Gobierno tiene el papel de asumir la estabilidad del nivel de la actividad económica y sobre todo dar solución a los problemas sociales, por ello se explica los gastos en programas sociales e inversiones públicas con el fin de atender las necesidades, que a su vez influyen en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
El descenso de los precios del petróleo, el PIB de 5,9% a 5% y las Reservas Internacionales Netas (RIN) que llegaron el 10 de marzo a 14.935,9 millones de dólares, permite deducir en algunos que la bonanza económica terminó y que la economía nacional ingresa a un periodo de desaceleración.
Lo interesante es que se evalúa y se cuestiona la política fiscal ya que influye de manera decisiva en la determinación de la realidad económica que afecta directamente a la utilización de los recursos agregados y el nivel de la demanda agregada.
El descenso de los precios del petróleo, el PIB de 5,9% a 5% y las Reservas Internacionales Netas (RIN) que llegaron el 10 de marzo a 14.935,9 millones de dólares, permite deducir en algunos que la bonanza económica terminó y que la economía nacional ingresa a un periodo de desaceleración.
Lo interesante es que se evalúa y se cuestiona la política fiscal ya que influye de manera decisiva en la determinación de la realidad económica que afecta directamente a la utilización de los recursos agregados y el nivel de la demanda agregada.
Al respecto es preciso aclarar los siguientes indicadores:
La reducción del PIB simplemente señala que la orientación actual de la política económica es sostenible al nivel de crecimiento ajustado, es decir que en lo futuro no se contraviene con la solvencia ni la limitación presupuestaria.
Recuérdese que por PIB se entiende por la suma del valor agredado por todos los sectores de una economía, mide el valor de los bienes y servicios finales en un determinado periodo y comprende el consumo de los hogares, la inversión, el gasto y las exportaciones netas. De ahí que no es novedosa el análisis de la inversión (pública y privada).
Por ello, como es de su conocimiento, se aseveró que la participación de la inversión privada no es significativa, toda vez que para esta gestión llegará a 1.700 millones de dólares, en comparación con la inversión pública de 6.179 millones de dólares, representando así solo el 27,51% de la inversión pública, pese a que se regularon las tasas de interés para créditos productivos las empresas no invierten ¿Qué sucede entonces?
Al respecto, el país no cuenta con empresas privadas con características propias de competitividad empresarial, la mayoría de ellas son constituidas por socios, los mismos son familiares y el problema que atraviesan es que al interior de las mismas existe una mala administración tras la disputa de las utilidades percibidas. A diferencia del mercado informal, por ejemplo una tienda de repuestos de vehículos, en su mayoría es de manera individual y curiosamente son las más competitivas en cuanto a las ventas, porque dadas sus condiciones de negocio, intuitivamente realizan un estudio de mercado para su ubicación y comercialización e incluso tienen mayor información de las innovaciones y tienen mayor relación con el sistema bancario, una situación que debería ocurrir en las empresas privadas.
Finalmente, si bien la RIN es una variable flujo (lo disponible por el Banco Central) que incluye en su estructura las reservas del Banco Central, el ahorro y remesas de las familias, el superávit de la Balanza de Pagos producto de las transacciones internacionales y otros, y a su vez refleja la relación de la economía internacional con la economía nacional, el hecho de que haya disminuido no significa que no se contará con liquidez, por ejemplo si se incrementan los créditos al sector privado este aumentará, por cuanto no es un indicador que pueda deducir problemas de financiamiento que afectará al crecimiento económico.
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