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sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Importa ser el primero?

Por: Donald Mamani F.
A estas alturas de la vida, algunos se preguntarán: ¿realmente importa ser el primero? En un sentido enteramente romántico-pasional, cantantes como Lorenzo Santamarina, Miguel Gallardo o el propio Basilio, con toda seguridad, responderían diciendo:

“No importa saber quién ha sido el primero (…), que han habido ya –otros (…), que pidieron tu amor y lo tuvieron todo (…)”.

Sin duda se trata de la letra de un pasadito no caliente, sino romántico, que más de uno tendrá en mente por el hecho de que lo importante en muchas circunstancias de la vida no se trata de llegar primero, sino de saber llegar.

¿Pero a qué viene este preámbulo? Lo cierto es que en días pasados, al conmemorar la promulgación del Decreto Supremo Nº 21060, algunos analistas políticos y económicos hacían referencia a la difícil situación económica que atravesó nuestro país, cuando la inestabilidad económica, el traumático fenómeno hiperinflacionario, además de la dolarización, generaron un escenario adverso para el país.

Si bien el 21060 fue el corolario de la situación económica de entonces, se debe recordar que antes de la implementación de las medidas de estabilidad económica de 1985, hubo otros paquetes económicos lanzados por el Gobierno de la Unión Democrática Popular (UDP), con la intención estabilizar la economía y contrarrestar la dolarización. Iniciativa que, como algunos manifiestan, habría sido del Ministro de Hacienda de entonces, Ernesto Araníbar, que en ese tiempo no alcanzó su propósito por diferentes razones socioeconómicas.

Sin el afán de desmerecer los créditos a quien le corresponde, por la originalidad o primacía de la idea de bolivianizar la economía, la verdadera importancia del tema no tiene que ver con quién fue el primero, sino con los resultados que se alcanzaron en estos últimos años por el manejo de la política económica.

No obstante, para que el público comprenda la importancia de la bolivianización, es preciso entender lo que significa la dolarización de una economía. Según la literatura económica, se entiende por dolarización a la sustitución de una moneda local en cuanto a sus funciones de unidad de cuenta, medio de cambio y depósito de valor. De manera muy simplificada, la dolarización no es otra cosa que el uso preferente del dólar en reemplazo de la moneda nacional, como consecuencia de la inflación de precios y la devaluación de la moneda local.

Por el contrario, la bolivianización significa restablecer plenamente la confianza en la moneda boliviana para su uso corriente, lo que quiere decir que cada vez que una persona compra bienes, servicios y realiza transacciones con bolivianos contribuye a la soberanía monetaria de nuestro país.

Esta situación de confianza se evidencia en el aumento de los depósitos de las personas realizadas en divisa nacional en el sistema financiero local que hasta el primer semestre de esta gestión llegó a 73,3 por ciento, mientras que los créditos alcanzaron a 84,3 por ciento, según los datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI). Cifras totalmente distintas a la década pasada que causan un shock positivo en la población y en consecuencia en la economía boliviana.

Tal como la realidad económica lo demuestra, el restablecimiento de la confianza en nuestra moneda, a partir del viraje de política económica, ha permitido bolivianizar la economía y con ello restituir la soberanía monetaria, hecho que debe ser considerado como un patrimonio de todos los bolivianos.

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