Por: Leoncio Gonzales Selaru
Como es sabido, por mandato constitucional el Órgano Ejecutivo presentó a la Asamblea Legislativa Plurinacional el proyecto de Presupuesto General del Estado (PGE) para la gestión 2015, en la que se programó una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 5,9%, una inflación de 5% y un déficit de 3,6%, entre otras variables macroeconómicas.
Debido a su importancia, me enfocaré en el monto presupuestado para inversión pública, mismo que asciende a USD6.179 millones, 37% más que lo programado para la presente gestión (USD4.519 millones), cifra récord para el país puesto que representa el 17% del PIB para la gestión 2015.
Veamos ahora la composición sectorial de la inversión pública para el 2015. El sector de Infraestructura tiene USD2.498 millones, en este sector encontramos proyectos como la continuación de la implementación del Teleférico en La Paz y El Alto con USD150 millones, el Programa Nuclear Boliviano con USD1,8 millones, la instalación del Satélite Bartolina Sisa con USD2,2 millones o la construcción del Anillo Energético del Sur con USD234,4 millones, entre otros proyectos.
Para el sector productivo se tiene USD1.768 millones, con proyectos como la construcción de la planta de urea y amoniaco en el Departamento de Cochabamba, con USD223,1 millones, USD404,2 millones serán para la Implementación del Programa Sectorial de Apoyo Agropecuario Nacional, la implementación de dos plantas fundidoras de zinc (en Oruro y Potosí), con un costo de USD16,2 millones sumado entre ambas, la implementación de la planta de cemento por USD99,8 millones, por citar las más importantes. Para el sector social se programaron USD1.687 millones, de los que se destaca la implementación del Programa Sectorial de Apoyo a la Infraestructura de Educación Nacional con USD172,8 millones, construcción del Hospital Oncológico en Cochabamba por USD17,2 millones. Los programas multisectoriales están contemplados con USD226 millones, de los cuales se destaca la construcción de infraestructura en fronteras con USD10 millones.
En cuanto a las fuentes de financiamiento, el 79% corresponden a fuentes internas (USD4.863 millones) y solamente el 21% pertenecen a fuentes externas (USD1.316 millones), lo que significa que el país al hacer más esfuerzos para incrementar la inversión pública, lo hace con recursos internos para no tener que endeudarse de sobre manera con los organismos de financiamiento externo.
Antes escuchábamos las famosas “recetas” foráneas que decían que un país tiene que hacer esfuerzos para atraer inversionistas privados extranjeros (y nacionales también) para que sean ellos los que generen fuentes de empleo y de esa forma se contribuiría al crecimiento del PIB, además de que si el sector público se mete a invertir lo único que haría es provocar un “efecto expulsión” espantando a la iniciativa privada. Pues en los últimos 9 años se demostró que el Estado sí puede manejar correctamente la economía y sin tener que depender solamente del sector privado. Más bien al construir más carreteras y electrificar más localidades, el sector privado puede aprovechar algunos nichos de mercado y de esa manera coadyuvar al crecimiento de la economía.
A pesar del panorama pesimista que algunas aves de mal agüero han vaticinado para Bolivia en la gestión 2015 por la caída en el precio del petróleo, será otra vez la inversión pública, la recaudación tributaria y la redistribución del ingreso a través de las políticas sociales, las que contribuyan a alcanzar la meta de 5,9% de crecimiento para la economía nacional el próximo año.
Debido a su importancia, me enfocaré en el monto presupuestado para inversión pública, mismo que asciende a USD6.179 millones, 37% más que lo programado para la presente gestión (USD4.519 millones), cifra récord para el país puesto que representa el 17% del PIB para la gestión 2015.
Veamos ahora la composición sectorial de la inversión pública para el 2015. El sector de Infraestructura tiene USD2.498 millones, en este sector encontramos proyectos como la continuación de la implementación del Teleférico en La Paz y El Alto con USD150 millones, el Programa Nuclear Boliviano con USD1,8 millones, la instalación del Satélite Bartolina Sisa con USD2,2 millones o la construcción del Anillo Energético del Sur con USD234,4 millones, entre otros proyectos.
Para el sector productivo se tiene USD1.768 millones, con proyectos como la construcción de la planta de urea y amoniaco en el Departamento de Cochabamba, con USD223,1 millones, USD404,2 millones serán para la Implementación del Programa Sectorial de Apoyo Agropecuario Nacional, la implementación de dos plantas fundidoras de zinc (en Oruro y Potosí), con un costo de USD16,2 millones sumado entre ambas, la implementación de la planta de cemento por USD99,8 millones, por citar las más importantes. Para el sector social se programaron USD1.687 millones, de los que se destaca la implementación del Programa Sectorial de Apoyo a la Infraestructura de Educación Nacional con USD172,8 millones, construcción del Hospital Oncológico en Cochabamba por USD17,2 millones. Los programas multisectoriales están contemplados con USD226 millones, de los cuales se destaca la construcción de infraestructura en fronteras con USD10 millones.
En cuanto a las fuentes de financiamiento, el 79% corresponden a fuentes internas (USD4.863 millones) y solamente el 21% pertenecen a fuentes externas (USD1.316 millones), lo que significa que el país al hacer más esfuerzos para incrementar la inversión pública, lo hace con recursos internos para no tener que endeudarse de sobre manera con los organismos de financiamiento externo.
Antes escuchábamos las famosas “recetas” foráneas que decían que un país tiene que hacer esfuerzos para atraer inversionistas privados extranjeros (y nacionales también) para que sean ellos los que generen fuentes de empleo y de esa forma se contribuiría al crecimiento del PIB, además de que si el sector público se mete a invertir lo único que haría es provocar un “efecto expulsión” espantando a la iniciativa privada. Pues en los últimos 9 años se demostró que el Estado sí puede manejar correctamente la economía y sin tener que depender solamente del sector privado. Más bien al construir más carreteras y electrificar más localidades, el sector privado puede aprovechar algunos nichos de mercado y de esa manera coadyuvar al crecimiento de la economía.
A pesar del panorama pesimista que algunas aves de mal agüero han vaticinado para Bolivia en la gestión 2015 por la caída en el precio del petróleo, será otra vez la inversión pública, la recaudación tributaria y la redistribución del ingreso a través de las políticas sociales, las que contribuyan a alcanzar la meta de 5,9% de crecimiento para la economía nacional el próximo año.
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