Por: Oswaldo Quelali
El petróleo, la energía que mueve al mundo, ha iniciado nuevamente una fase de precios bajos, después del observado en 2008 y 2011. El precio del WTI (West Texas Intermediate), utilizado como referencia en el mercado de Nueva York, ha acumulado hasta finales de diciembre una caída del 46% desde inicios de 2014.
Este hecho ha consumido los noticieros de forma diaria durante los últimos meses, y junto a ello, los tradicionales opinadores económicos no han cesado de pregonar una visión pesimista sobre el mercado del petróleo y de relacionar, de manera automática, un sombrío futuro para la economía nacional. Empero, ¿son razonables las predicciones pesimistas sobre el precio del petróleo? En teoría, el precio de un commodity se explica por sus fundamentales, es decir, la escasez, los costos de producción, y la estructura de mercado, entre otros, que regulan la oferta y demanda del bien económico.
En este artículo pretendo hacer referencia a ciertos fundamentos que muestran que no es tan oscura la tormenta en el mercado del petróleo. Primero, el exceso de oferta de crudo llegaría a estabilizarse o a disminuir debido a que la producción de esquisto (shale oil) de EEUU no conseguiría mantener su rentabilidad con bajos precios del crudo (menor a $us 60 el barril, según analistas del tema energético). Segundo, muchos de los campos petroleros de países no pertenecientes a la OPEP se caracterizan por tener elevados costos de producción, por tanto, se prevé que disminuirán su nivel de oferta. Tercero, se debe considerar que varios países productores de Medio Oriente han aumentado hasta cuatro veces desde 2003 su gasto público, y que su financiamiento depende directamente de los ingresos petroleros (95%), en consecuencia, bajos precios atentarían sus presupuestos fiscales. Cuarto, las expectativas del mercado internacional, que se reflejan en los contratos futuros del petróleo, muestran una recuperación del precio a $us 65 hasta finales de 2015, y a $us 70 hasta 2016. Quinto, en los últimos meses los positivos datos de la economía norteamericana han incidido en una recuperación del precio, porque se espera una mayor demanda de carburantes. Sexto, para los países importadores, el petróleo barato será un factor positivo porque ayudará a la recuperación de sus economías, e impulsar el PIB mundial en 2015. Las economías europeas figuran entre las beneficiadas, considerando que los bajos niveles del crudo se traducen en ahorro de las familias y en una disminución de los costos en las empresas. Por último, las previsiones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) mantienen un crecimiento de la demanda mundial de petróleo en 2015 (93,3 millones de barriles por día) superior a la de 2014 (92,4 mbd).
No considerar lo anterior y especular sobre la caída del precio del petróleo, poniendo en vilo a la economía nacional, es una lectura ampliamente incompleta de lo que realmente está sucediendo en la coyuntura del mercado petrolero.
El petróleo, la energía que mueve al mundo, ha iniciado nuevamente una fase de precios bajos, después del observado en 2008 y 2011. El precio del WTI (West Texas Intermediate), utilizado como referencia en el mercado de Nueva York, ha acumulado hasta finales de diciembre una caída del 46% desde inicios de 2014.
Este hecho ha consumido los noticieros de forma diaria durante los últimos meses, y junto a ello, los tradicionales opinadores económicos no han cesado de pregonar una visión pesimista sobre el mercado del petróleo y de relacionar, de manera automática, un sombrío futuro para la economía nacional. Empero, ¿son razonables las predicciones pesimistas sobre el precio del petróleo? En teoría, el precio de un commodity se explica por sus fundamentales, es decir, la escasez, los costos de producción, y la estructura de mercado, entre otros, que regulan la oferta y demanda del bien económico.
En este artículo pretendo hacer referencia a ciertos fundamentos que muestran que no es tan oscura la tormenta en el mercado del petróleo. Primero, el exceso de oferta de crudo llegaría a estabilizarse o a disminuir debido a que la producción de esquisto (shale oil) de EEUU no conseguiría mantener su rentabilidad con bajos precios del crudo (menor a $us 60 el barril, según analistas del tema energético). Segundo, muchos de los campos petroleros de países no pertenecientes a la OPEP se caracterizan por tener elevados costos de producción, por tanto, se prevé que disminuirán su nivel de oferta. Tercero, se debe considerar que varios países productores de Medio Oriente han aumentado hasta cuatro veces desde 2003 su gasto público, y que su financiamiento depende directamente de los ingresos petroleros (95%), en consecuencia, bajos precios atentarían sus presupuestos fiscales. Cuarto, las expectativas del mercado internacional, que se reflejan en los contratos futuros del petróleo, muestran una recuperación del precio a $us 65 hasta finales de 2015, y a $us 70 hasta 2016. Quinto, en los últimos meses los positivos datos de la economía norteamericana han incidido en una recuperación del precio, porque se espera una mayor demanda de carburantes. Sexto, para los países importadores, el petróleo barato será un factor positivo porque ayudará a la recuperación de sus economías, e impulsar el PIB mundial en 2015. Las economías europeas figuran entre las beneficiadas, considerando que los bajos niveles del crudo se traducen en ahorro de las familias y en una disminución de los costos en las empresas. Por último, las previsiones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) mantienen un crecimiento de la demanda mundial de petróleo en 2015 (93,3 millones de barriles por día) superior a la de 2014 (92,4 mbd).
No considerar lo anterior y especular sobre la caída del precio del petróleo, poniendo en vilo a la economía nacional, es una lectura ampliamente incompleta de lo que realmente está sucediendo en la coyuntura del mercado petrolero.
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