Hace algunas semanas atrás leí un artículo que hacía referencia a las causas del crecimiento económico en Bolivia en la gestión 2013, donde explicaba que gran parte del crecimiento se debía a las condiciones externas favorables, las cuales repercutían en todas las otras variables económicas, lo cual me llevo a escudriñar un poco más el dato de crecimiento 2013 y también observar como estamos respecto a nuestros vecinos y los pronósticos.
El crecimiento de la economía boliviana en 2013 se situará en 6,5% como lo anuncio el presidente Evo Morales, es sin duda un numero alentador, que no fue superada en los últimos 37 años y la cual posiciona al país en segundo lugar en términos de crecimiento económico en América del sur, después de Paraguay (13% de crecimiento) y superior al promedio estimado para la región de 2,6%, sin embargo a diferencia de Paraguay la economía boliviana registró en los últimos años un crecimiento sostenido con una estabilidad macroeconómica importante.
Algunos indican que varios países de la región como Bolivia fueron beneficiados por los altos precios de las materias primas, si fuera así ¿Por qué muchos países vecinos no crecieron al mismo ritmo que Bolivia?, 2013 es un año en que varios países de la región mostraron tasas de crecimiento inferiores a la gestión 2012, esta heterogeneidad en crecimiento de los países de América Latina me lleva analizar más detenidamente el 6,5% de crecimiento boliviano.
¿Pero que está detrás del 6,5%?. La respuesta la tiene el Índice General de Actividad Económica (IGAE), el cual es un indicador que nos refleja la evolución de la economía en el corto plazo, la variación acumulada del IGAE a octubre de 2013 (información disponible en el INE), se situaba en 6,62%, donde la industria manufacturera es la principal actividad promotora del crecimiento económico, con una incidencia de 1,19% y con una tasa de crecimiento de 7,14%, además de este sector contribuyeron también los sectores de construcción, transporte y establecimientos financieros.
Lo que hace poner en tela de juicio las afirmaciones que el crecimiento económico de Bolivia se debe al incremento de los precios de las materias primas es el hecho que la economía enfrentó a variaciones de términos de intercambio negativos en la gestión 2009 y decrecientes a partir de la gestión 2012, además el comportamiento de los precios de los commodities a partir de 2011 fueron decrecientes, por ejemplo el precio del estaño que alcanzó en 2011 a 14,63 dólares la libra fina, a la fecha se sitúa en 10,33 dólares (27% menos), asimismo el precio del petróleo WTI el cual sirve como referencia para la comercialización de gas al Brasil y Argentina decreció de 140 dólares el barril en 2008 a 96 dólares en diciembre 2013, lo que representa una caída del precio cercano al 45%, frente a esta caída y de muchos otros precios de commodities, la economía creció en 2013 mucho más que en gestiones anteriores.
Si bien el crecimiento en 2013 fue muy significativo, los pronósticos de los organismos internacionales para Bolivia en 2014 no son desalentadores, debido a que coinciden que Bolivia crecerá por encima de la región, por un lado la CEPAL estima un crecimiento para Bolivia alrededor del 5,5% similar al de Perú y después de Panamá (7%), por otro lado el FMI prevé que el crecimiento de la economía esté muy cercano al crecimiento de la economía peruana y que ambos ocupen uno de los primeros lugares en términos de crecimiento en la región, frente a la experiencia vivida en 2013 respecto a los pronósticos no es nada raro que nuestra economía supere estos umbrales, sin embargo es de esperarse una continuidad al sostenido crecimiento que se viene ejecutando en los últimos años.
Finalmente, existe la posibilidad que en los años venideros el contexto externo no tenga grandes variaciones, sin embargo es imprescindible entender que nuestro crecimiento económico no solo se debe a los ingresos por las exportaciones hidrocarburiferas que gracias a la nacionalización, el país goza, sino que también este resultado es consecuencia del mayor dinamismo económico de otros sectores no relacionados a los hidrocarburos, que gracias al impulso de la demanda interna por acertadas políticas económicas implementadas fueron beneficiadas.
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