Por: Octavio Machicao
En las últimas semanas, algunos analistas y revistas económicas vienen opinando sobre el nivel de deuda pública de Bolivia, señalando entre otras cosas que el saldo actual de la deuda pública total (interna y externa) es la más alta de los últimos diez años, pese a la condonación de los organismos internacionales, y que debería haberse acudido a organismos internacionales tradicionales como la CAF y el BID en vez de la emisión de bonos soberanos, además mencionaron que cada boliviano adeudaría cerca a 1.000 dólares.
El error de estas afirmaciones es que se omiten algunas precisiones conceptuales y técnicas que se deben considerar al momento de analizar adecuadamente la capacidad de endeudamiento de una economía.
En las últimas semanas, algunos analistas y revistas económicas vienen opinando sobre el nivel de deuda pública de Bolivia, señalando entre otras cosas que el saldo actual de la deuda pública total (interna y externa) es la más alta de los últimos diez años, pese a la condonación de los organismos internacionales, y que debería haberse acudido a organismos internacionales tradicionales como la CAF y el BID en vez de la emisión de bonos soberanos, además mencionaron que cada boliviano adeudaría cerca a 1.000 dólares.
El error de estas afirmaciones es que se omiten algunas precisiones conceptuales y técnicas que se deben considerar al momento de analizar adecuadamente la capacidad de endeudamiento de una economía.
Un error que no debemos dejar pasar desapercibido, es la comparación de la deuda por persona sin tomar en cuenta el ingreso de cada boliviano, que es la manera adecuada para comparar el monto adeudado por cada ciudadano.
Según la información el ingreso por habitante medido por el Producto Interno Bruto (PIB) percápita se incrementó significativamente durante los últimos 7 años, este avance fue validado en 2010 por el Banco Mundial, declarando a Bolivia como país de ingresos medios. En base al último censo, el ingreso percapita para el año 2013 alcanzaría alrededor de $us2.914.
Si aplicamos una simple operación aritmética y comparamos los ingresos de cada ciudadano boliviano, menos la deuda por cada habitante que señalan los analistas, queda un saldo positivo de cerca a $us2.000 para ser utilizados en otros usos.
Otro error es evaluar la deuda en términos absolutos. Si bien los saldos deuda pública interna y externa de Bolivia fueron incrementándose, debemos preguntarnos si ¿para analizar la deuda basta con ver simplemente en términos nominales o expresados en Dólares? La respuesta es No, ya que al mostrar la deuda pública solamente en moneda extranjera, no permite medir la verdadera capacidad de pago de una economía.
Para analizar correctamente la deuda pública de un país, debemos comparar los saldos adeudados en términos de la proporción del PIB, lo que habitualmente se estila para el análisis de la sostenibilidad de la deuda pública.
Ahora bien, veamos qué es lo que sucedía hace 10 años; paradójicamente en 2003, Bolivia alcanzó el nivel de deuda (interna y externa) respecto al PIB más alto de su historia, registrándose por encima del 86%; Hoy las cosas han cambiado, durante los últimos años aún con las dos emisiones de Bonos Soberanos de $us1.000 millones, el actual gobierno logró disminuir en más de la mitad la deuda pública como porcentaje del PIB en comparación hace 10 años, alcanzando a octubre de 2013 solamente alrededor del 34%.
Hoy por hoy Bolivia goza de una mejor capacidad de endeudamiento que hace una década, convirtiéndose en uno de los países menos endeudados de la región y el mundo, y con un amplio margen para endeudarse sin enfrentar riesgos de sobreendeudamiento, además refleja la solvencia de la economía boliviana para generar los recursos suficientes y asumir los pagos de la deuda.
Otro elemento que debemos tomar en cuenta, es el tipo de tasa de interés al que se contrae la deuda. Al igual que en los préstamos bancarios, un gobierno accede a préstamos con tasa variable o con tasa de interés fija.
Los organismos internacionales tradicionales como la CAF y el BID otorgan préstamos a tasas variables; este tipo de tasa como su nombre indica varían en el tiempo sujeto a cambios de otros factores, lo cual incrementan el costo y riesgo del endeudamiento. Lo contrario sucede con las tasas de interés fijas, que se mantienen constantes en el tiempo y minimizan los riesgos y costos de tasas de interés, como es el caso de las tasas obtenidas en las dos emisiones de bonos soberanos.
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