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sábado, 27 de julio de 2013

El Sistema Tributario Boliviano: Desde la reforma hasta nuestros días


Por: Omar A. Yujra Santos
En un reciente documento de investigación que realicé, se aborda un análisis de la política tributaria desde 1987 hasta 2012, además de las perspectivas que presenta para los próximos años, producto del cual se pudieron obtener algunos datos interesantes que me gustaría compartir con el amable lector.

Un sistema tributario es entendido como un contrato social entre Estado y ciudadanía a través del cual se recaudan ingresos públicos los cuales se deben redistribuir a la sociedad para satisfacer sus necesidades. Es deseable para un sistema óptimo, que cumpla con el principio de equidad y minimice las distorsiones en la economía, además de ser progresivo, donde la presión fiscal sea baja para las personas de ingresos bajos.

En Bolivia el sistema tributario ha sufrido cambios durante el tiempo de vida que tiene el país, de manera particular quizás cobró mayor relevancia con la crisis de los años 80 y la posterior implementación de la Ley 843 de Reforma Tributaria (1986), la cual tenía como objetivos: crear una base tributaria amplia y una estructura de tributos que sea de fácil administración.

Si bien dicha reforma coadyuvó a contrarrestar los efectos de la crisis, a partir de una estructura tributaria simple y una ampliación del universo contribuyente, en alguna medida, aquella política fiscal llevada adelante desde mediados de los 80 hasta el primer lustro del siglo XXI, no pudo cumplir con el objetivo fundamental de incrementar las recaudaciones de manera sustancial, ni mostrar una redistribución de los ingresos.

Sin embargo, en los últimos años la política tributaria, aduanera y arancelaria han resultado ser eficaces en cuanto a la ampliación del universo contribuyente, desde el punto de vista de generar una nueva cultura y conciencia tributaria y la eficiencia administrativa con medidas de lucha contra la evasión fiscal.

Producto de esto, según la CEPAL 2013, Bolivia se encuentra con una de las presiones tributarias más altas de América Latina y el Caribe, debido al incremento de las recaudaciones, incluso excluyendo la participación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). En 2012 la recaudación tributaria alcanzó los Bs49.674 millones lo que representa alrededor del 26,7% del Producto Interno Bruto.

Los principales impuestos tienen una elasticidad mayor a uno, lo que hace al sistema tributario y por ende a la recaudación sostenible en el tiempo; otros indicadores también muestran una buena performance del sistema tributario en los últimos siete años. Existe buena distribución de las fuentes de financiamiento, de tal forma que algunas vulnerabilidades se compensan con la fortaleza de otros indicadores. Por ejemplo, la importante participación del IDH se contrasta con el índice de productividad del Impuesto al Valor Agregado (IVA), así como la dependencia del impuesto a la importación es mínima.

Algo que llama la atención es que del total del universo contribuyente, el 85% pertenece al Régimen General (RG) --1% Grandes Contribuyentes (GRACO) y 84% el resto del régimen--, el restante 15% corresponde al Régimen Simplificado. En términos de aporte contributivo el 99,8% proviene del RG (79,1% de los GRACO y 20,7% del resto este régimen), en tanto que únicamente el 0,2% de la recaudación proviene de los regímenes simplificados.

En términos generales los indicadores de gestión tributaria, además del incremento de la recaudación tributaria, muestran un sistema fortalecido, sostenible y con perspectivas estables en el mediano plazo lo que permitirá al país contar con mayores recursos para financiar más inversión pública, con menor dependencia de recursos externos como se viene haciendo hasta ahora.

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