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lunes, 1 de julio de 2013

Bonanza y cambio del discurso Neoliberal


Por: Omar Velasco Portillo
Hacia finales del 2005, era frecuente leer entre las columnas de opinión del área económica, de algunos periódicos de circulación nacional, que el ascenso de Evo Morales a la presidencia podría acarrear una ola de inestabilidad y crisis económica por el ascenso de un gobierno de izquierda al que lo compararon con la desafortunada administración del Ex presidente Hernán Siles Suazo.

Posterior a la sucesión constitucional, las miradas se centraron en cuestionar si el crecimiento económico que comenzaba a mostrar el modelo económico instaurado por el actual gobierno se desmoronaría luego de sus primeros años de vigencia. La batalla mediática continuó en 2006-2007 cuando se hablaba de un probable corralito bancario con el cual el presidente Morales financiaría el Plan Nacional de Desarrollo para estimular la economía.

En 2009, año en el que el país alcanzó la tasa de crecimiento más alta de Latinoamérica, se habló de la existencia de un “piloto automático” que hacía crecer a la economía “por arte de magia”, pero que una vez que el contexto internacional retornase a su curso normal, la economía colapsaría. Actualmente en un contexto todavía de fragilidad internacional, el debate se redujo a por qué el crecimiento boliviano no es mayor al 5,2% alcanzado en los últimos dos años?

Este breve repaso a la memoria de nuestros matutinos informativos, revela claramente un cambio radical en el parecer de nuestros tradicionales opinadores económicos que dejaron de lado sus muy repetidas y desgastadas críticas al crecimiento económico para asumir una postura más conservadora donde, por un lado, además de reconocer los resultados del modelo económico boliviano sustentado en el dinamismo de la demanda interna que apuntaló el crecimiento económico acompañado del manejo adecuado de las finanzas públicas, van más allá que el propio gobierno, al calificar estos años de gobierno como un periodo de “auge económico”. No obstante, el interés ahora está en demostrar por todos los medios que la bonanza económica tiene sello externo.

Valdría la pena recordarles a nuestros analistas económicos y ex autoridades del Banco Central de Bolivia que si bien el crecimiento económico de Bolivia no es mucho mayor dada las necesidades históricamente postergadas de nuestro país, nuestro desempeño económico es sostenido y destacado en comparación a muchos países de la región sujetos de las mismas bondades externas a las que señalan y superior a los mezquinos resultados alcanzados en la década de los noventa y mediados de principios de siglo actual, en el que el crecimiento promedio del PIB llegaba a 3,4%.

Asimismo, resalta el hecho que el destacado desempeño alcanzado en estos últimos años ha sido acompañado con una considerable disminución de la pobreza, la desigualdad del ingreso y el crecimiento del PIB per cápita, además de la mejora en los ingresos de la clase media por cuanto este incrementó en el PIB se constituye en un esfuerzo genuino por mejorar el bienestar de todos los bolivianos.

Si bien es posible que los precios internacionales de materias primas continúen registrando una senda decreciente hacia su equilibrio de largo plazo en los próximos años, este evento no comprometerá el desempeño macroeconómico nacional que tiene una dinámica propia e independiente al contexto internacional ya que los fundamentos del crecimiento económico boliviano se encuentran sólidos y vigentes aunque no les guste reconocer a la corriente opositora.

Según el INE el crecimiento al primer trimestre llegó a 6,04% y las proyecciones de los organismos internacionales del Fondo Monetario Internacional y The Economist Intelligence Unit revelan que Bolivia crecerá en torno a 4% y 5% durante los próximos 5 años, lo cual refrenda el hecho que el modelo económico, social, productivo y comunitario si funciona y que sus resultados superan con creces aquellos alcanzados en el periodo neoliberal y cualquier otro periodo de la historia de Bolivia.

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