Por: Judith Apaza
Diego y su primo Antonio siempre fueron muy unidos. Corrían lado a lado y compartían secretos y travesuras juntos. Un frío día de junio, Diego le enseñó a Antonio las bases de una negociación efectiva, a través del sentido de la frase "dar para recibir".
Ese instructivo día, Diego se encontraba leyendo una fantástica pieza de teatro, Antonio, que vio a su primo bastante concentrado, le pidió el libro por pura curiosidad, "si te lo doy, me quedo sin nada que hacer ¿Qué me das a cambio?" le dijo Diego en tono de broma, Antonio pensó que era injusto, pero conociendo las debilidades de su primo ofreció cambiar el libro por un helado de chocolate (que sacó de las reservas de su hermanita menor). Así, Antonio leyó un libro que le cambió la vida y Diego disfrutó de uno de los más deliciosos placeres conocidos por el hombre.
Ese instructivo día, Diego se encontraba leyendo una fantástica pieza de teatro, Antonio, que vio a su primo bastante concentrado, le pidió el libro por pura curiosidad, "si te lo doy, me quedo sin nada que hacer ¿Qué me das a cambio?" le dijo Diego en tono de broma, Antonio pensó que era injusto, pero conociendo las debilidades de su primo ofreció cambiar el libro por un helado de chocolate (que sacó de las reservas de su hermanita menor). Así, Antonio leyó un libro que le cambió la vida y Diego disfrutó de uno de los más deliciosos placeres conocidos por el hombre.