Por: Oscar Machicado
En una sociedad como la nuestra, han ocurrido diferentes hechos que fueron cambiando poco a poco nuestra realidad. Desde un punto de vista del país, mirando lo que éramos antes a lo que somos ahora se denota un cambio.
Para el año 1985 nuestro país sufría una hiperinflación, pocas veces vista en algún lugar del mundo, tres dígitos porcentuales lo cual significaba que los precios de los productos, incluidos los de la canasta familiar, iban cambiando día a día, además que el poder adquisitivo de nuestra moneda iba cayendo más y más, lo cual implicaba una imposibilidad para comprar lo mismo de un mes respecto a otro. Entonces llegó el 21060, un Decreto Supremo que pudo aminorar la espiral de inflación y devaluación existente, pero su remedio se convirtió en algo más devastador con el devenir de los años.
A través del libre mercado, el no intervencionismo del Estado en la economía, catalizó una imposición del neoliberalismo que produjo resultados mediocres en nuestra economía, que de principio expulsó a miles de trabajadores mineros al desempleo, conduciéndolos al empleo informal.
Una manera de debilitar al Estado fue la privatización de las estatales, las cuales fueron llevadas a cabo por los principales opositores, entre ellos Samuel Doria Medina, el cual estando en funciones de gobierno prometió “privatizar una empresa por semana”, vendiéndolas prácticamente a precio de “gallina muerta”.
Cumpliendo su promesa de vender, se vendieron las empresas estratégicas como YPFB, LAB, ENFE, entre otras, las cuales no captaron las inversiones que habían sido requeridas y que por el contrario, se produjeron ingresos que eran mínimos para el país y en contraposición la mayor parte de esos recursos se lo llevaban las transnacionales.
A raíz de todo esto surgió la necesidad por parte de las población de un cambio en cuanto el manejo de nuestros recursos naturales, que posterior a la Guerra del Gas en 2003, propició el ascenso al Gobierno del Presidente Morales, que fue fundamental para consolidar la Nacionalización de los Hidrocarburos y por consecuencia mayores ingresos para el país.
A partir de esto, el país se benefició de mayores recursos económicos, con los que se pudo iniciar un proceso de redistribución del ingreso mediante bonos sociales, crecimiento económico impulsado por la demanda interna, mayores reservas internacionales, más dinero en manos del público y sobretodo la reducción de la pobreza extrema, que para 2011 nos coloca por encima de Paraguay a nivel Sudamérica.
Ahora que vimos la luz al final del túnel no podemos volver a lo ya vivido, experiencias amargas, hay que ser consecuentes con la realidad y apoyar lo que ya se tiene, que es lo mejor para todos.
En una sociedad como la nuestra, han ocurrido diferentes hechos que fueron cambiando poco a poco nuestra realidad. Desde un punto de vista del país, mirando lo que éramos antes a lo que somos ahora se denota un cambio.
Para el año 1985 nuestro país sufría una hiperinflación, pocas veces vista en algún lugar del mundo, tres dígitos porcentuales lo cual significaba que los precios de los productos, incluidos los de la canasta familiar, iban cambiando día a día, además que el poder adquisitivo de nuestra moneda iba cayendo más y más, lo cual implicaba una imposibilidad para comprar lo mismo de un mes respecto a otro. Entonces llegó el 21060, un Decreto Supremo que pudo aminorar la espiral de inflación y devaluación existente, pero su remedio se convirtió en algo más devastador con el devenir de los años.
A través del libre mercado, el no intervencionismo del Estado en la economía, catalizó una imposición del neoliberalismo que produjo resultados mediocres en nuestra economía, que de principio expulsó a miles de trabajadores mineros al desempleo, conduciéndolos al empleo informal.
Una manera de debilitar al Estado fue la privatización de las estatales, las cuales fueron llevadas a cabo por los principales opositores, entre ellos Samuel Doria Medina, el cual estando en funciones de gobierno prometió “privatizar una empresa por semana”, vendiéndolas prácticamente a precio de “gallina muerta”.
Cumpliendo su promesa de vender, se vendieron las empresas estratégicas como YPFB, LAB, ENFE, entre otras, las cuales no captaron las inversiones que habían sido requeridas y que por el contrario, se produjeron ingresos que eran mínimos para el país y en contraposición la mayor parte de esos recursos se lo llevaban las transnacionales.
A raíz de todo esto surgió la necesidad por parte de las población de un cambio en cuanto el manejo de nuestros recursos naturales, que posterior a la Guerra del Gas en 2003, propició el ascenso al Gobierno del Presidente Morales, que fue fundamental para consolidar la Nacionalización de los Hidrocarburos y por consecuencia mayores ingresos para el país.
A partir de esto, el país se benefició de mayores recursos económicos, con los que se pudo iniciar un proceso de redistribución del ingreso mediante bonos sociales, crecimiento económico impulsado por la demanda interna, mayores reservas internacionales, más dinero en manos del público y sobretodo la reducción de la pobreza extrema, que para 2011 nos coloca por encima de Paraguay a nivel Sudamérica.
Ahora que vimos la luz al final del túnel no podemos volver a lo ya vivido, experiencias amargas, hay que ser consecuentes con la realidad y apoyar lo que ya se tiene, que es lo mejor para todos.
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