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martes, 1 de julio de 2014

La irracional analogía de la deuda


Por: Octavio Machicao
Recientemente, el señor Julio Alvarado vino difundiendo algunas opiniones en torno a la política económica adoptada por el Gobierno nacional. Tales opiniones llamaron poderosamente mi atención, ya que efectuó un análisis sesgado y muy superficial, sin un sentido conceptual. ¿Son malintencionadas sus afirmaciones? ¡No lo sabemos! Pero seguramente sus opiniones son influenciadas por su ideología y juicios de valor.

De todas las opiniones realizadas por Alvarado, quiero hacer énfasis en la referida al endeudamiento. Mi opinión es desde un punto de vista del ciudadano de a pie.

En una de sus últimas entrevistas, Alvarado señaló que si una persona en 2005 ganaba mil bolivianos y ahora gana 5.000 bolivianos, no es racional que esa persona se endeude tomando prestado dinero.

Lo que es irracional es la analogía de Alvarado, puesto que si una familia incrementa sus ingresos de manera constante y sostenida, esa familia, por naturaleza y con el fin de mejorar la calidad de vida y bienestar de sus miembros, después de consumir los productos básicos se sentirá atraída por comprar una vivienda o, en su caso ampliarla, comprar un auto, ampliar el negocio, etcétera.

De hecho, para acceder a esos bienes, esa familia sabe que requiere de montos más significativos a los que percibe por ingresos. Por tanto, es natural que esa familia, para mejorar su bienestar, acuda a un financiamiento crediticio ya que sus ingresos han aumentado y, por ende, mejora su capacidad de pago frente a sus obligaciones.

La deuda se constituye en una forma de obtener ingresos para una familia o un país. Son préstamos que sirven para financiar gastos presentes que no son cubiertos por los ingresos actuales, pero que serán pagados en el futuro.

En este entendido, habría que explicarle al señor Alvarado que la deuda por definición no necesariamente es mala, aun cuando los ingresos de una familia se vienen incrementado de manera constante y la familia decide acudir al endeudamiento, como un mecanismo de financiamiento para mejorar el bienestar de sus miembros.

Al igual que un jefe de familia, un gobierno utiliza el endeudamiento como un instrumento para garantizar el financiamiento de proyectos de inversión, fundamentalmente en obras públicas productivas y sociales, para mejorar la capacidad de producción e incrementar los ingresos a futuro, lo que estimula el crecimiento económico.

Si al endeudamiento público se le da un buen uso, especialmente si los recursos son invertidos en proyectos de inversión, no sólo se generarán mejores niveles de ingreso para repagar esa misma obligación, sino, también, se genera un mayor nivel de bienestar a través de los efectos multiplicadores que tienen los proyectos de inversión.

Ahora bien, veamos cuál es la situación de la deuda pública en Bolivia. Si bien los datos oficiales muestran que los saldos de deuda pública interna y externa de Bolivia fueron incrementándose, para hacer una evaluación correcta de la deuda pública necesitamos comparar los saldos adeudados en términos de la proporción del PIB, lo que habitualmente se acostumbra comparar para el análisis de la sostenibilidad de la deuda pública.

En 2003, Bolivia alcanzó el nivel de deuda (interna y externa) con respecto al PIB más alto de su historia, registrándose por encima del 86%; Hoy por hoy, la actual administración logró disminuir en más de la mitad la deuda pública. Como porcentaje del PIB, en comparación hace 10 años, alcanzó a diciembre de 2013 solamente alrededor del 34%.

Con estos niveles de deuda, actualmente Bolivia goza de una mejor capacidad de endeudamiento que en la década pasada, convirtiéndose en uno de los países menos endeudados de la región y el mundo, lo cual le da margen para endeudarse sin enfrentar riesgos de sobreendeudamiento. Además, esa capacidad refleja la solvencia de la economía boliviana para generar los recursos suficientes y asumir los pagos de la deuda.

Por tanto, es completamente racional que, al igual que un gobierno, un jefe de familia acuda a un financiamiento crediticio para mejorar el nivel de vida y bienestar de los miembros de su familia accediendo al endeudamiento para realizar inversiones en el patrimonio familiar.

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