Por: Judith Apaza
Cuando era niña, recuerdo que en la asignatura de matemáticas nos plantearon una descabellada idea: que 2 era igual a 3, y que nosotros debíamos confirmar que ello fuera cierto o demostrar que esa teoría estaba equivocada. Después del análisis y la revisión de la teoría inicial, podía verificarse que 2 era igual a 2 y que no había posibilidad de que 2 fuera igual a 3.
Sin embargo hoy, varios años después, me pregunto si esa descabellada idea podría tener un fundamento que fuera más allá de la fría lógica matemática.
Sin embargo hoy, varios años después, me pregunto si esa descabellada idea podría tener un fundamento que fuera más allá de la fría lógica matemática.