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miércoles, 4 de diciembre de 2013

El vaso, el agua y el gasto público


Por: Donald M. Mamani Flores
En una charla de café entre amigos, mientras conversábamos sobre el Presupuesto General del Estado (PGE) para 2014, surgió una discusión interesante que permitió realizar una comparación del PGE con el dilema de la transparencia del agua y del vaso.


Lo que hace transparente al vaso es el agua cristalina que reside en él, dijo uno; otro, que depende de la limpieza del vaso, puesto que si éste está sucio por más agua cristalina que contenga no existirá transparencia alguna.


Ambos razonamientos son válidos por existir una relación directa, es decir, que si el vaso está sucio y el agua limpia se observará agua turbia y viceversa. Lo cierto es que ninguno consideró un tercer elemento, la posibilidad de que tanto el agua como el vaso estén limpios, no obstante, los cristales con los que se llegue a observar estén empañados o sucios.


Este preámbulo no es un cuento cualquiera. Se trata de cosas que cotidianamente suceden en la vida real de las personas con todo tipo cosas y de hechos, como es el caso del gasto público.


En este contexto, es de conocimiento público que no hace mucho se inició en la Asamblea Legislativa Plurinacional el tratamiento del Proyecto de Ley del PGE 2014, respecto del cual algunos analistas manifiestan que el incremento del gasto público se constituye en un problema recurrente por el hecho de que éste en los últimos años se ha incrementado. Sin embargo, el análisis sobre dicho gasto queda incompleto si acaso no se consideran sus fuentes de financiamiento.


En el afán de contrastar esta situación es pertinente revisar la composición interna del gasto público con los cristales no empañados.


De acuerdo con los datos del presupuesto consolidado para el año 2014, se tiene un monto de Bs 195.409,6 millones, superior en 14% respecto de 2013. De dicho monto se debe resaltar que las empresas públicas llegarán a financiar la mitad del total del presupuesto (50%), cuando, a diferencia de 2005, éstas tan sólo aportaban el 4%, lo cual resultaba ser totalmente irrisorio en comparación con lo previsto para 2014. 


Esta marcada diferencia puede entenderse como una apuesta a la soberanía de obtención de recursos internos propios, como los que se generan por la recaudación creciente de tributos, resultado de la expansión en las actividades realizadas por las empresas públicas, que se plasman en la generación de empleo, valor agregado y dinamismo económico, situación que se ve reflejada en la declaración de Bolivia como un país de ingresos medios producto del manejo adecuado y responsable de la política fiscal y monetaria, según lo afirma el Banco Mundial.


En este contexto, se observa que la creciente presencia de las empresas estatales en el PGE-2014 está ligada al incremento de los ingresos producidos por éstas, resultante de la función que ahora cumple el Estado en la economía no sólo como ente regulador, sino como conductor de los procesos productivos, participando en la producción de bienes y servicios para promover e impulsar el crecimiento y desarrollo económico, posibilitando una mayor generación de excedentes que son redistribuidos a favor de la población en general, con el propósito de disminuir las desigualdades económicas y sociales aún existentes.


Entonces, el gasto público del próximo año no debe constituirse en un problema, si acaso se lo ve con cristales limpios, sino en la ocasión de valorar la generación de los recursos soberanos provenientes de los excedentes económicos de las empresas públicas, así como la recaudación tributaria, que entre otros financiará gran parte del gasto fiscal del año 2014.

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