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miércoles, 21 de mayo de 2014

Visiones generacionales del crecimiento económico

Por: Donald M. Mamani Flores
No hay carro que funcione sin gasolina. Una elocuente sentencia popular que suele ser usada para referirse a una situación de causa y efecto; es decir, situaciones particulares que denotan una prelación ordinal de condiciones para conseguir un propósito, meta o cualquier otra que se pretenda.

Menciono esto para referirme a un artículo de opinión del 26 de abril de 2014, referido a la razonabilidad del crecimiento económico, sobre el cual es pertinente hacer algunas consideraciones, no sin antes señalar que el crecimiento económico es una condición necesaria, pero no del todo suficiente para el desarrollo económico. 

La abstracción de la ciencia económica, plasmada en variables, datos, información estadística, categorías, conceptos y otros, usuales en el lenguaje económico, no siempre hacen posible que las ciudadanas y ciudadanos vean con hechos reales los cambios económicos que vive nuestro país, más aún cuando lo que se dice sobre la economía tiene puntos de vista diferentes.

Entendido de esa manera, diferenciemos lo racional de lo razonable. El primero tiene un carácter científico, sustentado en un conjunto de datos e información del pasado y presente, que permite a los agentes económicos (como el Estado) efectuar una elección de uso de medios para alcanzar determinados propósitos en el corto, mediano o largo plazo; mientras que lo segundo puede ser entendido como una prerrogativa lógica, derivada de prácticas conductuales de las personas para asumir diferentes situaciones.


Por ello, el crecimiento económico no puede ser visto como algo carente de cientificidad y reducido a una simple expresión contable, peor aún si se la considera como un instrumento no válido para analizar el desempeño económico. El crecimiento de la economía, medido a través del Producto Interno Bruto (PIB), metodológicamente responde a la cuantificación de la producción de bienes y servicios, que los países han convenido utilizarlas para realizar mediciones comparables entre sí.

Entonces, considerando una supuesta invalidez instrumental de la economía, ¿cómo se explicaría que en 1971 se otorgó el Premio Nobel de Economía a Simon Kuznets por su trabajo de interpretación empírica del crecimiento económico, que sentó las bases para el análisis sobre la estructura económica y social en los procesos de desarrollo?

De igual manera, si el instrumental económico fuera inválido, el trabajo del Premio Nobel de 1987, Robert M. Solow, conocido como modelo exógeno de crecimiento a largo plazo, basado en variables económicas de producción de bienes, ahorro y capital, quedaría en la misma nada. No obstante, lo que se menciona no niega el hecho de que el crecimiento económico propiamente tenga límites, los cuales no invalidan la instrumentación económica.

Cabe también mencionar que al realizar una comparación económica con otros países, no es menos importante tomar en cuenta el comportamiento histórico de ciertas variables económicas de nuestro país. Por ejemplo, entre algunos datos, los depósitos en el sistema financiero que en 2005 fueron 3.711 millones de dólares, se cuadruplicaron a 15.528 millones en 2013.

El número de depósitos menores a 500 dólares, que en 2005 fue de 1.911 millones, se incrementó a 7.140 millones en 2013. Las reservas internacionales pasaron de 1.714 millones de dólares (2005) a 14.430 millones en 2013.

Las 19.744 empresas registradas en 2005 se incrementaron a 122.995 en 2013. Las recaudaciones tributarias aumentaron de 1.965 millones de dólares (2005) a 8.604 millones en 2013. El número de contribuyentes que en 2005 alcanzaba a 211.519 pasó a 393.811 en 2013. Obviamente estos datos algo tienen que decir: hay mayor dinamismo interno que incide directamente en el crecimiento de la economía.

Asimismo, recientemente el FMI, en su informe "Perspectivas económicas. Américas. Desafíos Crecientes”, del 14 de abril 2014, ratifica para Bolivia un crecimiento económico de 5,1%, porcentaje que lo sitúa por encima del crecimiento de Brasil (1,8%), Chile (3,6%), Colombia (4,5%), Ecuador (4,2%), Paraguay (4,8%), Uruguay (2,8%), Argentina (0,5%) y México (3%). 

El crecimiento proyectado por el FMI (5.1%), la CEPAL (5,5%), así como por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (5,7%) se halla por encima del crecimiento promedio nacional del período 2001-2006 (3,29%) y del período 2007-2012 (4,76%).

Por lo descrito, se hace evidente la existencia de visiones generacionales distintas sobre el crecimiento económico. Mientras que para algunos el crecimiento de la economía es visto con ojos de sol naciente, para otros es el ocaso de un pesimismo de frustraciones pasadas, en las cuales la orientación de la política económica, fiscal y monetaria respondía a un sentido distinto del actual.

Finalmente, una actitud optimista permite hacer las cosas pensando en un futuro promisorio para todas y todos, que con esfuerzo y trabajo harán posible lograr el mayor progreso de nuestra sociedad.

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