La rentabilidad de la banca es uno de los temas de discusión entre ‘analistas’ financieros y medios de comunicación, los que llegan a conclusiones un poco confusas al realizar comparaciones con países de la región y sin destacar las mejoras que viene presentando el sistema financiero, resaltadas inclusive por la Asociación de Bancos Privados de Bolivia, que señalan que “el sistema financiero nacional goza de buena salud y fortaleza patrimonial”.
Un análisis serio no puede confundir rentabilidad nominal con real. Cuando un periódico de Santa Cruz señala que la banca de la Argentina es la más rentable de la región, evidentemente comete un error, por cuanto no considera la crisis económica por la que atraviesa ese país, que en economía es un principio fundamental a la hora de realizar comparaciones.
Un rendimiento real es igual al rendimiento nominal menos la inflación. Siguiendo este criterio, la banca argentina tendría una rentabilidad negativa de -6,6%; mientras que la rentabilidad de la banca boliviana sería del 10% positivo.
Según los datos publicados por ASFI, la banca acumuló utilidades por Bs 10.442 millones desde la aplicación de la Ley 393 de Servicios Financieros hasta la gestión 2018, cifra récord en la historia del país, situándose en Bs 1.098 millones a julio de 2019, superior en Bs 157 millones respecto a julio de 2018. La rentabilidad a julio es del 12,2%.
Entre los principales resultados de la banca se destaca que desde 2013 la cartera de créditos creció en promedio Bs 15.930 millones y los depósitos en Bs 14.801 millones. A julio de 2019, la cartera se sitúa en Bs 158.721 millones y los depósitos en Bs 164.255 millones, con una tasa de crecimiento interanual de 10,4% y 3,7% , mostrando que la banca acompaña el buen desempeño económico que se observa en el país.
La colocación de créditos tiene una mora baja de 1,86% a julio de 2019, una de las más bajas de la región, destacando su cobertura en términos de previsiones específicas, la que es 1,5 veces más al monto de cartera en mora. Esto refleja un sólido respaldo al riesgo crediticio, mostrando la capacidad de la banca para afrontar posibles deterioros futuros.
La regulación de tasas y techos de cartera significó más de 540 mil créditos al sector productivo y más de 74 mil hogares que se beneficiaron con créditos de vivienda social.
La apreciación respecto a las potenciales pérdidas por tipo de cambio muestran desconocimiento del tema, toda vez que por la política de bolivianización, el 99% de la cartera y 87% de los depósitos se realizan en moneda nacional, contradiciendo la afirmación de que la banca tiene gran cantidad de depósitos en moneda extranjera, niveles que reflejan más bien una baja exposición al riesgo cambiario frente a la situación anterior al año 2006, cuando la cartera de créditos y los depósitos en dólares concentraban el 91% y el 82%.
Es evidente que la banca boliviana, a partir de la Ley 393, es más inclusiva y contribuye al desarrollo económico, a la vez que presenta una solidez y solvencia, muy diferente a lo que sucedía en el pasado.
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