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viernes, 30 de agosto de 2019

El mayor crecimiento de la región


El PFF tiene como principal objetivo preservar la estabilidad macroeconómica.
Grover Iván Tapia Alcázar
Economía Ascendente
Bolivia 28/02/2019.- Me llaman mucho la atención las opiniones de algunos analistas que desmerecen la gestión económica que se lleva actualmente, por esta razón, es preciso recordar que en periodos neoliberales el Fondo Monetario Internacional (FMI) dirigía el futuro económico del país, ellos establecían metas de crecimiento económico, a través de la firma obligatoria de memorandos de entendimiento con Bolivia.
La firma de estos acuerdos se realizaba con la venia de Estados Unidos, y en desmedro del interés nacional; su cumplimiento era el principal requisito para que Bolivia pueda acceder a los créditos del FMI, un instrumento de control e injerencia económica y política hacia nuestro país.
A partir del año 2006, Bolivia ha recuperado su soberanía en el manejo de la política económica, razón por la cual se eliminó estos memorandos, y fueron remplazados con la implementación del Programa Fiscal Financiero (PFF), desarrollado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) y el Banco Central de Bolivia (BCB). Dicho documento es elaborado por profesionales bolivianos, con la finalidad de preservar la estabilidad financiera y lograr un crecimiento económico sostenido, considerando las prioridades y necesidades del pueblo boliviano.
Según el PFF firmado para el año 2019, se prevé un crecimiento económico del 4,5% y una inflación controlada del 4%; estos indicadores sitúan al país como el de mayor crecimiento de la región.
Revisando el informe del Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2018, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se observa un crecimiento económico proyectado para América Latina de 1,7% para el 2019. Asimismo, sitúa a Bolivia como el mayor indicador de la región, con un 4,4%; seguido de Paraguay (4,2%), Perú (3,6%), Colombia y Chile (ambos con 3,3%) y Brasil (2,0%). En tanto, Argentina (-1,8%) y Venezuela (-10,0%) continuarán con un periodo de recesión económica.
El débil desempeño de la economía mundial, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la alta volatilidad de los mercados financieros, así como la complicada situación económica de los principales socios comerciales de la región (Brasil y Argentina), hicieron que el MEFP ajuste sus previsiones de crecimiento en el PFF, llegando al 4,5%; siendo este indicador el mayor de los países de la región.
Entre los sectores de mayor crecimiento, destacan el Servicio de la Administración Pública (6,9%); Restaurantes y Hoteles (5,6%); Agricultura, Silvicultura, Caza y Pesca (5,4%); Establecimientos Financieros (5,2%), e Industrias Manufactureras (5,1%); en tanto que los de menor crecimiento son Petróleo Crudo y Gas Natural (1,2%), y Minerales Metálicos y no Metálicos (2,0%).
El crecimiento del Servicio de la Administración Pública se debe principalmente a que la inversión pública continúa con un nivel elevado, cuyo importe presupuestado para el 2019 representa el 13% del Producto Interno Bruto; otro factor que contribuye es el incremento del 3,6% de los Ingresos Tributarios. Por otra parte, la continuidad de los bonos sociales condicionados y la implementación del Sistema Único de Salud son políticas que coadyuvan al dinamismo de este sector, así como el fortalecimiento de la demanda interna. Estas medidas implementadas por el Gobierno nacional obedecen a una participación activa del Estado en la economía y la búsqueda de justicia social para la población boliviana desprotegida.
De igual manera, el crecimiento de los restaurantes y hoteles muestra la fortaleza de la actividad económica interna, toda vez que la población boliviana dispone de mayores ingresos y, en consecuencia, posee una mayor capacidad de consumo, aspecto que se traduce en un efecto multiplicador para la económica nacional.
En la actualidad, a diferencia de los periodos neoliberales, en los que se cumplían las recetas del FMI, enorgullece que el Estado boliviano defina de manera soberana el destino de la economía nacional, con la participación de profesionales bolivianos en el PFF, que tiene como principal objetivo preservar la estabilidad macroeconómica, fomentar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de la población boliviana.
También puedes leer este artículo en el siguiente enlace:
http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/crecimiento-region-mayor_0_3102289803.html

viernes, 23 de agosto de 2019

El papel de las Reservas Internacionales

El Papel de la Reservas Internacionales

Por: Jaime Durán Chuquimia 
Economía Ascendente 
Bolivia 27/02/2019.- Economistas neoliberales se han referido al papel de las reservas internacionales en la economía. Sin mucho éxito, han intentado posicionar que cualquier descenso de las Reservas es sinónimo de problemas. Bebiendo de las enseñanzas de Felipe Larraín, indican que el déficit del sector público incrementa la demanda agregada, pero esto significa mayores importaciones y que, para pagarlas, se utilizan las divisas, lo que significa descenso de las Reservas Internacionales. Dicen que, al disminuir, presionan a la devaluación y que, mediante el efecto de transmisión a los precios, la inflación asciende. Si las reservas se agotaran (y no hubiera acceso al crédito externo), el déficit comienza a financiarse con emisión de dinero, lo cual puede llevar al país a la hiperinflación. El mensaje neoliberal es claro: No se debe incurrir en déficits fiscales y, por tanto, el Estado no debe intervenir.
¿En qué se equivoca este credo neoliberal? Un déficit fiscal se genera por la diferencia entre el ingreso y el gasto de la gestión. El gasto está compuesto por el corriente y de capital (inversión). Los neoliberales desdeñan el papel de la inversión pública. Para ellos se trata simplemente de “gasto” que ayuda a incrementar la demanda agregada, pero no tiene efecto sobre la capacidad productiva del país. Sin embargo, este es un error. La inversión estatal aumenta la oferta agregada del país. En el corto plazo, mediante las empresas públicas, y en el mediano, a través de la inversión social.
Si la inversión pública se financia con deuda (lo que puede implicar déficit fiscal) la misma deben generar el flujo necesario para el pago de la deuda. En sencillo, deben permitir aumentar el tamaño del Producto Interno Bruto (PIB). En este esquema, las reservas internacionales permiten financiar las importaciones de bienes de capital que se requieren para poner en marcha los emprendimientos.
El resultado muestra que, mientras el déficit fiscal sea generado por inversión, esto permitirá que se incremente el tamaño de la capacidad productiva. Con el tiempo se generarán los recursos para pagar las deudas y las variables macroeconómicas se corregirán, a través del incremento de ingresos.
¿Qué dice la evidencia empírica al respecto? En 2005, la inversión pública llegó a $us 629 millones; para 2018, se ejecutaron más de $us 6.000 millones. En el mismo periodo el PIB nominal pasó de $us 9.574 millones (2005) a $us 40.885 millones (2018). Las reservas internacionales en 2005 eran de $us 1.774 millones; en 2018 se cerró con un monto de $us 8.946 millones. En los últimos años las reservas han descendido porque han financiado principalmente las importaciones de bienes de capital. Sin embargo, las inversiones han comenzado a dar resultados importantes. La planta de urea ya se encuentra en funcionamiento. La capacidad de generación eléctrica pasó de 1.035 MW (en 2005) a 2.236 MW (en 2018). En poco tiempo se duplicó.
Los resultados muestran que Bolivia ha logrado tener la mayor reducción de pobreza de la región. Pensar que las reservas internacionales deben crecer al infinito es un craso error. Deben usarse para fomentar el desarrollo.

jueves, 22 de agosto de 2019

Importantes señales del Programa Fiscal Financiero 2019

Firma del acuerdo de Decisión del Programa Fiscal Financiero (PFF) 2019
Por: José Luis Nina Choque
Economía Ascendente 
Bolivia 28/02/2019.- Como es de conocimiento de la población, el día lunes 26 de febrero de la presente gestión en acto público el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) y el Banco Central de Bolivia (BCB), han realizado la firma del acuerdo de Decisión del Programa Fiscal Financiero (PFF) 2019, el mismo tiene busca mejorar la coordinación de los objetivos de política fiscal, monetaria y cambiaria en concordancia con los objetivos nacionales de desarrollo económico y social, que se están realizando en los últimos años.
Dentro de nuestras memorias dentro de los aspectos económicos, hasta 2005 estos acuerdos o memorándums de entendimiento (Stand By), eran realizados con el Fondo Monetario Internacional–FMI que estaban alineados a créditos condicionados al cumplimiento de metas macroeconómicas, los mismos, eran elaborados y aprobados por funcionarios de esa institución internacional y que eran aceptados por las anteriores administraciones de gobierno firmados a espalda de la población y del interés nacional. Asimismo, los recursos comprometidos eran dirigidos a financiar programas improvisados y de emergencia.
En la actualidad, el PFF es elaborado por el equipo especializado por los técnicos MEFP y BCB, este acuerdo de manera soberana tiene el objetivo de preservar la estabilidad macroeconómica, fomentar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de la población.
Para la presente gestión, de acuerdo al contexto internacional se prevé algunos riesgos e incertidumbre que puede tener su impacto directo sobre la economía mundial y por ende con la economía nacional. Dentro de estos posibles escenarios a ser considerados: el débil desempeño de la economía mundial, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la alta volatilidad en los mercados financieros internacionales, así como la delicada situación económica de nuestros principales socios comerciales como son: Argentina y Brasil.
Analizando, el documento del Programa Financiero Fiscal 2019, se puede observar es un instrumento de política fiscal que estima una mejora en la cuenta corriente de Balanza de Pagos, Inflación controlada, mejora en las cifras fiscales, importante inversión y continuar con la senda de crecimiento económico; también prevé posibles impactos negativos en el sector agropecuario por los efectos climáticos de principios de año e incorpora los resultados del nuevo contrato de venta de gas a la Argentina, entre los principales. Estos aspectos, dentro del PFF, están considerados con la posibilidad de ser modificarlo en el transcurso de la gestión para poder adaptarse a las situaciones cambiantes del contexto internacional.
Se destaca principalmente, en el PFF un crecimiento económico del 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB), menor al del Presupuesto General del Estado–PGE 2019 que era de 4.7%, meta actualizada en base a las expectativas del desempeño de la economía nacional y mundial, mismas que fueron ser revisadas y actualizadas. De similar manera, se destaca el crecimiento de los siguientes: 6.9% para el Servicio de la Administración Pública; 5.6% en Restaurantes y Hoteles; 5.4% en Agricultura, Silvicultura, Caza y Pesca; 5.2% en Establecimientos Financieros; 5.1% en Industrias Manufactureras, en tanto que los sectores con menor crecimiento serán: Petróleo Crudo y Gas Natural con 1.2% y Minerales Metálicos y no Metálicos con 2.0%.
Dentro del Servicio de la Administración Pública, su crecimiento se debe principalmente a que la inversión pública continúa teniendo un nivel elevado, cuyo importe presupuestado para el 2019, representando el 13% del Producto Interno Bruto, aspecto pone a Bolivia en los primeros lugares de mayor inversión pública en la región; asimismo, la continuidad de los Bonos Sociales condicionados y la implementación de Sistema Único de Salud son políticas que coadyuvan al dinamismo de este sector, así como el fortalecimiento de la demanda interna.
Se ve ratificada la proyección de la inflación de 4.0% concordante con la presentada en el PGE 2019, en un rango entre 3.0% y 5.0%, en virtud a que los fenómenos climáticos adversos pueden afectar la producción de alimentos generando un repunte inflacionario; asimismo, la inflación importada puede ser otro factor debido a las apreciaciones de las monedas internacionales debido a una moderación en la normalización de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Se expone que el Tipo de Cambio en el mercado financiero no se mantiene fijo, sino por el contrario presenta fluctuaciones diarias en torno a los limites vigentes en las entidades financieras establecida por el Banco Central de Bolivia.
Finalmente, se espera continuar con la corrección de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, que es explicada fundamentalmente por los Servicios Netos de 4.5% a -3.9% del PIB entre 2018 a 2019, respectivamente, seguido por la Balanza Comercial de 1.1% a -1% del PIB, para el mismo periodo.
Por tanto, el Programa Fiscal Financiero firmado entre el MEFP y el BCB, es un instrumento de política fiscal que tiene como objetivos principales preservar la estabilidad macroeconómica y fomentar el crecimiento económico, y así poder coadyuvar al cumplimiento de programas y políticas públicas en beneficio de la población boliviana. 

También puedes leer el artículo en el siguiente enlace:  
https://correodelsur.com/opinion/20190228_importantes-senales-del-programa--fiscal-financiero-2019.html
Datos Adicionales:
- Decisión de Ejecución del Programa Fiscal Financiero 2019 https://medios.economiayfinanzas.gob.bo/VTCP/documentos/dgpf/2019/ProgramaFF2019.pdf

miércoles, 21 de agosto de 2019

Importancia de las Metas Macroeconómicas



El contexto internacional se ha deteriorado en los últimos meses.

         Por: Omar Rilver Velasco Portillo
Economía Ascendente



Bolivia 04/04/2019.- El crecimiento mundial está muy lejos de presentar signos claros de recuperación sostenida. Las perspectivas de crecimiento se fueron corrigiendo a la baja en la segunda mitad de 2018 y todo 2019. Las tensiones comerciales entre EEUU y China así como las sanciones de EEUU a Irán darán mucho de qué hablar en lo que resta de 2019. El panorama sombrío de la economía mundial ya contagió el sensible optimismo de las bolsas de valores y las cotizaciones de las materias primas que registraron retrocesos importantes a partir del mes de octubre de 2018 y cuyo pesimismo parece venirse a pique en 2019. 
Frente a este panorama internacional complicado, las autoridades bolivianas del área económica presentaron al país las metas macroeconómicas para la presente gestión, mediante la firma del Programa Fiscal-Financiero. Para 2019 se prevé un crecimiento de 4,5% que no solo significa que Bolivia se posicione un año más en el primer lugar de la tabla de crecimiento regional sino que esta meta garantiza la estabilidad económica del empleo, los ingresos de la población boliviana y la continuidad de las políticas redistributivas.

Para 2019 se prevé una inflación de 4%. Es importante destacar que en los últimos años la inflación se fue moderando y no representa un problema. Una mayor inflación a la de 2018 podría explicarse por las presiones inflacionarias provenientes de potenciales apreciaciones de las monedas de países vecinos y de los efectos climáticos adversos. Con todo, la estabilidad de precios sumada a la estabilidad cambiaria ofrece un horizonte de certidumbre formidable.

Según las autoridades, se prevé una disminución de reservas internacionales de cerca de $us 1.200 millones y un déficit fiscal de 7,8% del PIB. Estas metas han sido blanco de ataque de algunos “opinadores” de karaoke que les encanta repetir las viejas recetas neoliberales que señalan que los déficits fiscales y externos están asociados con el excesivo gasto público y la caída de reservas internacionales, pero sin una reflexión dinámica consistente de las variables en cuestión.

Lo cierto es que un déficit fiscal generado por mayor inversión en bienes de capital conduce a déficits gemelos. En un escenario de fuertes importaciones del sector público, es previsible que las reservas internacionales disminuyan, como efectivamente ocurrió en años pasados, lo cual no es novedad, sino consecuencia de una identidad contable. Esta relación no es el descubrimiento de un “huasquiri” neoliberal, sino consecuencia de las decisiones de política económica contempladas en el plan de desarrollo del año 2015. 

Sin embargo, estos análisis descuidan la calidad de estas importaciones que están destinadas a la compra de bienes de capital que forman parte de la inversión pública y que aumenta la capacidad productiva en sectores como transporte, energía, minería y salud y no así al gasto corriente, por cuanto su aporte al crecimiento económico es plenamente diferente. Adicionalmente, se debe entender que la caída de reservas internacionales es temporal y que los frutos de las nuevas inversiones en poco tiempo comenzarán a generar mayores ingresos, revirtiéndose los desequilibrios y retomándose la senda de acumulación de reservas.

Claramente la demanda externa no será el motor que dinamice la economía en 2019 y es ahí donde la demanda interna continuará jugando un rol privilegiado en el estímulo del crecimiento económico. La importancia de las metas macroeconómicas va más allá de los números, en sí mismos, la firma del acuerdo es una señal de confianza y garantía de estabilidad económica.