Por: Miguel A. Marañon
Cuenta la historia económica, que en 1914 un empresario automotriz estadounidense propuso y aplicó una novedosa medida salarial, medida que fue fustigada, criticada e incluso satanizada por todo el sector del empresariado privado de esos tiempos.
La medida consistía en el incremento de los salarios de los obreros en más del doble, respecto a los incrementos pactados. Este incremento aparentemente “sobredimensionado” causó gran entusiasmo entre los obreros, mientras que los empresarios no dudaron en llamarlo “traidor” y empezaron las críticas, tales como que no podía ser sostenible y que generaría perturbaciones en la economía. Sin embargo, dicha medida incrementó la demanda de los vehículos que producía este empresario, ¿Cuál el fenómeno?, este empresario logró convertir a sus obreros en parte de sus consumidores, dejaron de ser simples productores.
Henry Ford, hace más de cien años nos enseñó que los obreros y clases desposeídas también pueden ser parte del mercado como consumidores y no solo como una herramienta de producción. Fortalecer el poder adquisitivo de los obreros no solo incrementa la demanda de los productos, también genera un dinamismo económico interno que fortalece las relaciones sociales de producción.
En Bolivia, a partir de la aplicación de la nueva política económica, el principio de “exportar o morir” fue desechado y reemplazado por la propuesta de que los productores primero debían abastecer el mercado interno y después exportar. Fue el principio para dinamizar nuestra economía. Los productores vieron que su mercado se ampliaba.
La “negociación” que se viene dando entre los representantes de la COB y el Gobierno con la férrea oposición de los empresarios privados respecto al incremento salarial no solo debería enmarcarse a un incremento nominal, debería considerar propuestas estructurales que beneficien a toda la economía.
La medidas económicas gubernamentales como el constante incremento del poder adquisitivo (mediante los bonos solidarios, doble aguinaldo y otros) desembocará necesariamente en un mercado apetecible por los productores no solo internos.
La banca privada es un claro ejemplo de cómo pueden ser aprovechadas las medidas que parecen ir contra el sector, el reducir la tasa de interés activa para que la mayoría de los trabajadores puedan acceder a créditos para la vivienda. En una primera instancia parecía riesgoso y todo indicaba que la mora se incrementaría, sin embargo la mora disminuyó y las utilidades del sector bancario se incrementaron como nunca antes. A esto siguió una flexibilización crediticia que genera una mayor dinámica bancaria.
La tarea de otorgar un incremento que beneficie a la economía es una misión difícil pero no imposible. Los involucrados deberán dejar de lado sus premisas antiguas y tradicionales para buscar iniciativas que beneficien a la mayoría de los bolivianos. Los politiqueros y analistas que buscan generar crisis deberán ser marginados para que toda esta negociación llegue a buen puerto.
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