Por: Migual Angel Marañon
Cuenta la fábula que al niño pastor le gustaba alarmar a la población con el anuncio del "lobo”, pero era tanto su afán de que la población le crea que llega a confundir cualquier sombra con el lobo, o a cualquier oveja negra del rebaño con ese depredador.
En economía pasa lo mismo con aquellos profesionales que vaticinan la crisis económica, nos hablan de déficit fiscal sin siquiera hacer un análisis mínimo de que compone un déficit fiscal, evidentemente la contabilidad financiera y la definición de déficit es cuando los gastos corrientes son mayores a los ingresos corrientes, en el caso de la economía boliviana si bien existe un déficit, éste tiene una característica muy especial. Los bonos como el Juancito Pinto, Renta Dignidad, Juana Azurduy y otros entran en esta calificación de gasto corriente, siendo una parte muy importante del "gran déficit”.
Ahora bien, si el actual modelo económico incentiva la producción y consumo interno, estos analistas olvidan que los mencionados bonos van a engrosar el poder adquisitivo de un sector de la sociedad que es la más desposeída (ancianos, mujeres y niños), no olvidemos también que dichos bonos representan un ingreso que logró sacar de la extrema pobreza a miles familias.
Nos hacen creer que la disminución de nuestras reservas internacionales es reflejo de su "gran crisis”, pero surgen interrogantes, ¿queremos tener reservas internacionales estáticas? ¿Por qué no invertir parte de esas reservas? la construcción de caminos, hospitales de tercer y cuarto nivel son inversiones que mejorarán la calidad de vida de los bolivianos; es decir la disminución de una parte de nuestras reservas para inversión es buena.
Indican que la reducción de personal en YPFB es el primer paso hacia un desempleo galopante, pero ahí se contradicen, cuando tiempo atrás decían que las empresas administradas por el Estado son ineficientes y deficitarias, una respuesta pronta a una rebaja de los ingresos (en toda empresa que se considere eficiente) es reducir los costos, para posteriormente realizar una reingeniería administrativa que logre equiparar los costos o incrementar los ingresos, lamentablemente para Bolivia en el mercado de los hidrocarburos (internacional) no puede intervenir en el incremento de la demanda o de los precios.
Pregonan que las recesiones económicas de Brasil y Argentina nos afectará directamente, ocasionando la crisis económica tan añorada por los críticos al modelo, pero no analizan la recaudación interna mediante impuestos, tasas, aranceles y otros, producto de las actividades económicas locales; asimismo, nos repiten todos los días el despilfarro de dinero.
Pero se olvidan intencionalmente (porque no creo que desconozcan las leyes), que las autonomías (gobernaciones, municipios y universidades) se quedan aproximadamente con el 58% de los ingresos nacionales mediante transferencias del Gobierno de acuerdo a la normativa legal vigente y solo un 42% administra el nivel central y empresas estatales (de acuerdo al Presupuesto General del Estado, consolidado y agregado).
En este sentido, existen profesionales financieros que desean que ciertas fábulas fantasiosas se conviertan en realidad, al gritar (en 2006) que este gobierno provocaría desdolarización e incautación de los ahorros de los bolivianos, que en 2008 las nacionalizaciones nos traerían bloqueos económicos internacionales, que la mala administración generará inflación y ahora este último tiempo de que la economía de Bolivia llegaría a la misma situación que Venezuela, realmente estas fantasías no corresponden a profesionales.
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