Traductor

lunes, 5 de marzo de 2018

Cuentos chinos sobre la deuda externa

Por: Sergio Colque 

En los últimos días, han salido a la palestra algunos estudios y publicaciones sobre la situación de la deuda pública externa del país, en los que se afirma que Bolivia tiene un elevado nivel de endeudamiento con China, así como un mayor riesgo de insostenibilidad de la deuda. Estas noticias, además de carecer de sustento técnico y de información, lo único que buscan es alarmar a la población, aspecto que se demostrará en los siguientes párrafos.

El indicador principal para medir la sostenibilidad de la deuda de un país es el peso que ésta tiene respecto al Producto Interno Bruto (PIB). De acuerdo con información del Banco Central (BCB), la deuda externa boliviana se redujo del 51,6% respecto al PIB en 2005 a tan solo el 24,9% a diciembre de 2017, logrando ubicar a Bolivia entre los países con menor endeudamiento en la región, y muy por debajo de los umbrales establecidos internacionalmente para dicho indicador, como el criterio de la CAN, que exige no superar el 50%; o el de Maastricht (60%).

Hoy Bolivia, gracias a una administración responsable y prudente del endeudamiento, no solo ha logrado reducir el peso de la deuda externa en la economía, sino también ha generado un amplio margen para el endeudamiento. Es decir que cuando se requiera contraer deuda para financiar proyectos de inversión, se tiene la capacidad suficiente para adquirirla sin poner en riesgo su sostenibilidad de largo plazo; aspectos que han sido destacados y reconocidos por organismos internacionales, calificadoras de riesgos y analistas especializados externos.

Esta mayor capacidad de endeudamiento y los excelentes resultados económicos, como el crecimiento sostenido del PIB (el mayor de la región en 2009, 2014, 2015, 2016 y 2017), ha permitido que el país sea atractivo para los inversionistas, y que naciones como China y organismos financieros como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) o la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) vuelquen la mirada a nuestra economía, sin ningún condicionamiento, como ocurría en el pasado, y con la seguridad de que Bolivia tiene la capacidad de generar los ingresos suficientes para honrar los préstamos adquiridos.

Sobre los cuentos que señalan que los “créditos chinos agravan el endeudamiento del país” y alertan sobre “el peligro de la deuda excesiva”, éstos no tienen asidero y se alejan del análisis de la realidad, pues, según información del BCB, la deuda con China a finales de 2017 llegó a $us 712 millones, lo que representa solamente el 8% de la cartera de deuda externa total; y por lo señalado anteriormente, Bolivia tiene un amplio margen para el endeudamiento, sin poner en riesgo su sostenibilidad.

Por último, lo que omiten estos estudios es el destino actual de la deuda externa, que en el pasado se dirigía al pago de salarios y gasto corriente, pero ahora se destinan íntegramente a financiar proyectos de inversión pública como carreteras (vgr. las carreteras Rurrenabaque-Riberalta, Espino-Charagua-Boyuibe y la doble vía el Sillar), de telecomunicaciones (vgr. el sistema satelital Túpac Katari o el Sistema de Comando y Control de Seguridad Ciudadana), puentes, agua potable, riego, electricidad, apoyo a la producción en sectores económicos, entre otros.

Estos proyectos y otros en ejecución van a ampliar la capacidad productiva del país, a tiempo de generar empleos dignos; contribuyendo así al crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza y a la mejora de la calidad de vida de las y los bolivianos. Bolivia goza de un amplio margen de endeudamiento para el financiamiento de proyectos de inversión, y tiene una deuda sostenible. Es decir, ¡nada de cuentos chinos!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Por favor, ingrese sus comentarios sobre el artículo aquí: