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lunes, 27 de febrero de 2017

A propósito de infiernos tributarios

Por: Mauricio Guzmán
En las últimas semanas se ha difundido bastante información sobre lo que se denomina la presión tributaria que, de acuerdo con algunos comentaristas, en Bolivia se estaría viviendo un “infierno tributario”. Al respecto, me permito realizar algunas precisiones en el ánimo de aportar de manera constructiva al debate en este árido sector como es el tributario.

Considero que la crítica dirigida a la administración tributaria, en este caso al Servicio de Impuestos Nacionales, no es correcta e induce a la concepción de que la actuación de la institución esté vulnerando manifiestamente los derechos de los ciudadanos, cuando es conocido que la normativa tributaria aplicada cuenta con más de una década de vigencia y que la misma fue diseñada considerando, justamente, los principios que son citados en el artículo de referencia, los impuestos son aplicados a todos los obligados, no existen diferenciaciones en las alícuotas salvo en casos excepcionales y justificados por hechos económicos específicos, y cada tributo se aplica sobre conceptos únicos que están determinados por la misma normativa.

La discusión acerca de los efectos de la presión tributaria y las comparaciones efectuadas respecto a otras realidades ya fueron observadas en relación a las cifras presentadas, el crecimiento de la presión en el caso de Bolivia ha venido acompañado de un incremento en la inversión pública y en obras que benefician a la población, hecho que ha permitido un saludable proceso de redistribución de la riqueza, que es otro objetivo determinante de la aplicación de la política tributaria en un país con diferencias socioeconómicas elevadas, los indicadores de mejoras en las condiciones de vida y en la reducción de la pobreza no son mencionados, apoyándose en la utilización reiterativa de la calificación de infierno fiscal y de peor lugar para hacer negocios.

Este sesgo impide visualizar de forma correcta lo que conlleva la presión tributaria y en particular aquella que se relaciona directamente al trabajo del Servicio de Impuestos Nacionales, que es la institución a la que se le achaca todos los males referidos al cobro de tributos. 

En el Estado Plurinacional de Bolivia están garantizadas las condiciones para los emprendimientos y los negocios, empero, también es cierto que los bolivianos y extranjeros que realizan actividades económicas en el territorio, que son sujetas de tributos nacionales, deben ceñirse a las normas y aportar en la medida de su capacidad económica mediante el pago de sus impuestos, aspecto que no puede estar en discusión velando por el bienestar de la mayor parte de los bolivianos que acceden a servicios públicos básicos y a infraestructura que favorece a los emprendimientos que puedan llevarse adelante.

En relación a la calificación de peor lugar para realizar negocios, los comentarios mencionan un estudio de referencia del Banco Mundial, luego de revisar el documento considero que adolece de varias deficiencias que impiden ser objetivos en cuanto a su aplicabilidad para la realidad económica nacional, citamos algunos de ellos: 

§ En ningún punto se evalúa la cualidad de un sistema tributario en particular, por lo que es incorrecta una posible afirmación de que el sistema impositivo boliviano es el peor del mundo, más cuando en la descripción de los cálculos son incluidos todos los conceptos relacionados a impuestos nacionales, municipales y contribuciones a la seguridad social entre otros. 

§ El estudio al que no se desmerece de ninguna manera utiliza una metodología propia y supuestos bastante específicos, esto con el afán de uniformar los resultados y hacerlos comparables, sin embargo, justamente la aplicación general de estas características evidencia que los indicadores calculados no siempre responden a las particularidades de cada realidad y que no es posible utilizarlos como fuente para evaluar otra temática que no sea el entorno regulatorio, por ello calificar un sistema tributario en base a estos indicadores no es objetivo y tiende a ser parcializado.

La tergiversación acerca de las cifras y del resultado del estudio referido plantea un escenario en el que el SIN actúa en un papel cuasi demoniaco, estableciendo un infierno en el que es imposible la supervivencia de los negocios y donde la población sólo aspira a escapar o emigrar a un paraíso fiscal vecino.

No obstante, reitero que el trabajo del SIN se enmarca en las normas y a lo largo del tiempo ha perfeccionado los mecanismos de la misma para facilitar y simplificar el cumplimiento, ha mejorado de forma consistente sus programas de difusión, capacitación y asistencia en la temática impositiva. Pero principalmente ha logrado mejorar los ingresos tributarios, los cuales son un aporte de todos los bolivianos y que de la misma forma se han traducido en obras y servicios para los sectores menos favorecidos.

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