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domingo, 10 de abril de 2016

La satanizada contratación directa

Por: Steve Mendoza Fernandez
Estudiosos de los textos bíblicos, llegaron a conclusiones interesantes respecto a la existencia de Satanás. De las diferentes investigaciones del antiguo testamento evidenciaron que la palabra “Satanás” hace referencia a un ángel enviado por Dios para probar la fe de los hombres y en el nuevo testamento se habría cambiado la figura como un ente maligno causante de todo mal, llegando a la conclusión de que dicha figura se constituyó en invenciones y manipulaciones de las traducciones bíblicas realizadas a lo largo de la historia.

Este hecho de carácter religioso resulta en una analogía muy interesante con respecto a las contrataciones directas, que en la actualidad están siendo satanizadas por malas interpretaciones y manipulaciones del contexto normativo y mediático. 

Es frecuente ver en diferentes medios de comunicación, desde una postura mediática, ataques a la modalidad de Contratación Directa. Por ejemplo, Página Siete emitió una nota de prensa donde publica que desde 2006, se habrían realizado 54.583 contrataciones directa y sólo se habrían registrado 18.641 licitaciones públicas; sin embargo, resulta irresponsable desde cualquier sentido, dejar el dato en bruto sin el análisis pertinente. 

El SICOES reporta que, desde el 01 de enero de 2006 hasta el 14 de marzo de 2016, las contrataciones directas ascienden a 54.630 procesos de contratación, mientras que las licitaciones a 18.644 procesos de contratación; sin embargo irresponsablemente se obviaron los datos de la modalidad ANPE (proceso de contratación similar a la licitación) que ascienden a la impresionante suma de 225.553 procesos de contratación y este dato sumado al monto de las licitaciones da como resultado 244.197 procesos de contratación con convocatoria (estos datos se pueden verificar a través de la pestaña de estadísticas que ofrece el SICOES, consúltelo).

Respecto a los 54.630 procesos de contratación directa dejar el dato en bruto es irresponsable ya que implica mezclar papas con manzanas, esto debido a que no se precisa en la publicación de Página Siete que un gran porcentaje de dichas contrataciones no pueden ser convocadas o resultaría en un absurdo hacerlo, esto debido a las condiciones económicas, técnicas o de mercado y para “muestra basta un botón”; la contratación directa de bienes con tarifas reguladas por el Estado (la gasolina vale lo mismo en La Paz como en Santa Cruz y la calidad es estándar), la contratación de servicios básicos (hay una sola empresa de electricidad o de agua potable por ciudad) o la contratación de artistas para eventos conmemorativos (ya se imaginará uno evaluar a los kjarkas o Kala Marca para que sean contratados por licitación), son ejemplos claros de que no todo se puede hacer mediante licitación y como estos casos existen 12 causales de contratación directa que conforman los 54.630 procesos reportados. 

Finalmente se ataca a las contrataciones directas realizadas con norma específica que estarían al margen del Decreto Supremo N° 0181; sin embargo, no se toma en cuenta el incremento de la inversión pública que como nunca en la historia del país asciende a la suma $us 4.892 millones el año 2015 (el año 2005 la inversión pública nacional sólo alcanzó la suma de $us 629 millones), factor que impulsó al gobierno a buscar los mecanismos que aceleren ejecución de la inversión evitando la burocracia que al final resulta en el perjuicio de la población mediante obras o servicios con entregas retrasadas o inconclusas, debido al burocrático cumplimiento de procesos y procedimientos.

Se debe dejar de satanizar a las contrataciones directas, ya que más allá del cumplimiento de objetivos, procedimientos y procesos lo importante para la gestión pública es el cumplimiento de resultados de impacto, mismos que han sobrado en al actual gestión de gobierno.

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