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viernes, 10 de octubre de 2014

¿Qué nos trae el siglo XXI?


Por: Johnny Villegas Ticona 
Después de muchos años de ser considerado un país pobre, inestable, con problemas de endeudamiento y alta pobreza, la imagen del país por primera vez en la historia fue reconocida y hablada a nivel internacional.
Cabe preguntarse ¿qué influyó para tener una imagen positiva del país?, factores con el crecimiento económico sostenido, uno de los más altos en los últimos 38 años, llegando a 6.8 por ciento el 2013, en contraposición al crecimiento de América Latina y el Caribe y en un contexto de crisis internacional. Crecimiento marcado con un estímulo bastante fuerte del mercado interno llevó a obtener mayores ingresos. Sin embargo, en la época pasada (1985-2005) con la política neoliberal, el crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) del país llegó a solo 2.9 por ciento, la cual sentaba sus bases a través de las exportaciones de materiales primas.

Esta senda de aumento llevó a reafirmar el poder adquisitivo de la gente, vale decir que la disponibilidad de recursos que tienen ahora las personas para satisfacer sus necesidades materiales mejoró. 
También se tradujo en una distribución equitativa de los ingresos obtenidos a través de los bonos sociales (Juancito Pinto, Renta Dignidad y Juana Azurduy) y elevó el consumo de los servicios básicos (Agua potable, electricidad y el gas domiciliario) generando que un segmento de la población que antes no tenía poder adquisitivo, ahora pueda acceder a estos servicios. Por otro lado, el nivel de endeudamiento del país a nivel internacional sobre la deuda pública total del 80 por ciento con relación al PIB en 2005, disminuyó al 33 por ciento del PIB al 2013.

Esta disminución visualiza al país en un escenario óptimo para contratar nuevos créditos con la comunidad internacional, siendo muy diferente a Estados Unidos que tiene un 105 por ciento de deuda pública total respecto al PIB y España que llegó a 94 por ciento. El nivel de Deuda Externa Total respecto al PIB alcanzó un 34 por ciento muy por debajo de los umbrales determinados internacionalmente, en comparación de 74 por ciento en 2005, donde la política de endeudamiento estaba sometida a la política neoliberal.

El dato de 34 por ciento representa la buena capacidad de endeudamiento del país, y la solvencia para hacer frente a sus obligaciones presentes y futuros con sus ingresos presentes y futuros, también vista a nivel internacional. Otro factor importante para la imagen del país fue la emisión de Bonos Soberanos en 2012 y 2013, situación que ubicó a Bolivia como un referente a nivel latinoamericano con mejores condiciones para recibir inversión extranjera, por otro lado, el elevado aumento de las Reservas Internaciones Netas que se situó en $us 14.430 millones en 2013, siendo el país con mejores reservas de la región latinoamericana, lo cual muestra que tiene una estabilidad económica sólida, ante cualquier shock interno y externo.


En conclusión, el país con esta nueva reingeniería económica lograda el siglo XXI, fortaleció a la economía del país, cifras que ningún gobierno anterior (1985-2005) con políticas liberales pudo conseguir. Empero, analistas políticos, económicos y opinadores, solo tejen telarañas de subjetividad económica. Al menos eso parece, siendo que el siglo XXI debe llevar a estudiar las variables económicas desde la óptica real de la economía.

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