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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Hidrocarburos: Entre propuestas y añoranzas


Por: Omar A. Yujra Santos 
En la coyuntura actual es común escuchar un montón de promesas por las cuales se caracterizan los políticos tradicionales, sobre todo aquellos de larga data y que en su momento manejaron las riendas del Estado.

Se ha escuchado hablar de triplicar los sueldos de cierto sector, sin señalar la fuente de financiamiento o su sostenibilidad, plantean repensar la capitalía, etc. Otras como la de Tuto Quiroga, muestran un desconocimiento sobre lo que pasa en el país, pues propone un impuesto sobre las utilidades de las entidades bancarias que fue implementado por el Gobierno actual desde hace dos años atrás, consistente en el cobro de un alícuota adicional de aquellas entidades que excedan el 13% del coeficiente de rentabilidad respecto del patrimonio neto.

En relación al sector hidrocarburífero llama la atención que tanto Doria Medina como Quiroga planteen, en ánimo de añoranza, retornar al pasado en el que las más beneficiadas eran las empresas transnacionales. También es interesante escuchar que los resultados positivos que hoy vive el país son gracias a lo que se hizo en el pasado, si esto es así ¿qué se hizo realmente en ese entonces?

Recordemos. En la historia hidrocarburífera del país existieron tres nacionalizaciones. Antes que suceda la de mayo de 2006, los recursos naturales pertenecían al pueblo boliviano sólo mientras el gas estuviera bajo tierra, cuando el mismo llegaba hasta boca de pozo ese recurso le pertenecía a la empresa transnacional. Del total de ingresos que se generaban sólo se quedaba en el país el 18%.

Durante el gobierno del Gral. Banzer y de su sucesor Jorge Quiroga, se inició el proyecto LNG con la denominada “diplomacia del gas”, la cual tenía la finalidad de promover acuerdos para exportar gas natural a mercados de México y Estados Unidos, a través de puertos chilenos y a precios muy por debajo de los que actualmente se establecen para la exportación.

Ese proyecto que fue continuado por Sánchez de Lozada, fue la principal causa para la Guerra del Gas de 2003, cuya demanda principal era la recuperación de los recursos naturales y que estos sirvan para salir de la pobreza que nos habían heredado los gobiernos de turno.

Mediante Ley 1981 del gobierno Banzer-Quiroga, se excluyó a YPFB de participar de los eslabones: refinación, almacenamiento y comercialización, lo que permitió la privatización de las refinerías Gualberto Villarroel y Guillermo Elder Bell, así como ductos, plantas de almacenaje y la comercialización de hidrocarburos, creando de esta manera los “distribuidores mayoristas” y por ende la estocada final a la entonces YPFB Residual.

Si eso era poco con el Decreto 26366 de 2001, se liberó a las petroleras extranjeras de perforar un pozo por parcela, con lo que dejaron de invertir según algunas estimaciones USD1.340 millones en los campos Jacobo, Itaú, Los Sauces, Surubí Noroeste, Sábalo y Margarita. Tampoco realizaron gestiones para recuperar las fracciones liquidas contenidas en el gas rico exportado a precios de gas seco; empero con las gestiones realizadas actualmente se recuperaron USD434 millones.

En términos de inversiones en exploración y explotación, entre 1987 y 2005 (19 años) se invirtieron en promedio USD217 millones por año, mientras que en el periodo 2006 – 2013 (8 años) se alcanzaron los USD569 millones anuales, cerca de tres veces más recursos en menos de la mitad de años, acumulando en este último periodo USD4.553 millones. Con lo que se tiene programado para esta gestión se alcanzaría la módica suma de USD6.227 millones.

Por tanto es evidente que las consignas de los candidatos a la presidencia, resultan ser añoranzas de un nefasto pasado al cual no debemos volver, por el contrario debemos enfocarnos en propuestas que sean de beneficio para el país.

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