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lunes, 14 de abril de 2014

El crecimiento en Bolivia: una mirada histórica


Por: Omar A. Yujra Santos 
Generalmente el crecimiento económico se utiliza para comparar una economía con otra o con un grupo de economías. Comúnmente suele usarse como medición a la variación del Producto Interno Bruto (PIB), que representa el valor de la producción total de bienes y servicios de un país en un periodo de tiempo.

Se dice que si el ritmo de crecimiento del PIB es superior a la tasa de acrecentamiento de la población, el nivel de vida de la misma aumenta; lo contrario significaría que el nivel de vida de la población este disminuyendo. Ahora bien veamos como ha sido el comportamiento del crecimiento en Bolivia.

Comencemos. Durante el siglo XX el crecimiento de la economía nacional se puede dividir en dos periodos. La primera mitad del siglo estuvo caracterizada por la explotación de recursos naturales, principalmente minerales, generación de excedentes en base al estaño, que se concentraban en pocas manos (Barones del Estaño), y una vulnerabilidad fiscal a partir de la cual se reinicia la contratación de deuda externa (empréstitos Morgan, Erlanger, Chandler y Credit Mobilier); la mayor parte de la inversión provenía de Inglaterra y Estados Unidos.


Existía desequilibrios externos toda vez que los shocks internacionales repercutían fuertemente en la macroeconomía, en la disponibilidad de divisas y el tipo de cambio, principalmente por la adopción del patrón oro hasta inicios de los 30’s, entre otros. Un ejemplo, a finales de 1930 y como consecuencia de la Gran de Depresión se deja de pagar el servicio de la deuda externa. Por su parte, en 1928 se crea el Banco Central de Bolivia con capital mixto, una de las recomendaciones de la misión Kemmerer.

En este mismo periodo se verifica una reducción de las reservas de estaño producto de la explotación por parte de la oligarquía minera, en 1936 se funda Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y se produce la nacionalización de la Standard Oil Company, la primera en la historia hidrocarburífera del país, además se crea el Banco Minero. En 1942 se crea el Banco Agrícola de Bolivia, y siguiendo las recomendaciones del Plan Bohan también se crea la Corporación Boliviana de Fomento.

Entre 1900 y 1913, según Morales y Pacheco (1999), el crecimiento alcanzaba 5,5 por ciento, mientras que en el periodo 1913-1929 la evolución del PIB llegó al 1,8 por ciento y entre 1929 y 1945 el promedio se situaba en el orden del 4,9 por ciento.

La segunda mitad del siglo se caracterizó por la nacionalización de las minas y el inicio de la industria de los hidrocarburos, azúcar, además de un “impulso” a la sustitución de las importaciones. Durante esta mitad quizás la parte más negativa para la economía se concentra en los procesos hiperinflacionarios de los periodos 1952 - 1956 y de 1982 - 1985.

Entre 1950 y 1959 la expansión de la producción alcanzaba 0,1 por ciento, con pronunciadas caídas en los años 1953, 1956, 1957 y 1959, acompañadas de fuertes devaluaciones y desabastecimiento de productos, como consecuencia en 1957 se inicia un programa de estabilización con apoyo del Fondo Monetario Internacional, cuyas principales medidas se circunscribían en la restricción fiscal y monetaria, además de una alineación a las políticas de Estados Unidos.

Por su parte en el periodo 1960 - 1969 el crecimiento del producto promediaba 5,5 por ciento, en el siguiente decenio 1970 - 1979 alcanzaba 4,6. El crecimiento en estas dos décadas se caracterizó por un aumento de la deuda externa, “impulso” de las empresas estatales y determinados sectores privados fueron beneficiados con exenciones tributarias y créditos concesionales; estos últimos generalmente eran condonados o no se pagaban, con lo que la mora y los créditos impagos subieron drásticamente.

El impulso de la economía también estaba marcado por un intento de agregar valor a las exportaciones, así como su anexión a procesos de integración regional que incluían mayores aranceles y medidas pararancelarias. En octubre de 1969 se nacionaliza la Bolivian Gulf Oil, la segunda de los hidrocarburos.

Durante la década de los 80´s la economía tuvo un decrecimiento de -0,4 por ciento. Este periodo estuvo marcado por un proceso hiperinflacionario, de 1983 a 1985, precedido de un incremento de la deuda externa, que en 1981 cuadruplicaba el nivel de las exportaciones, de déficits abultados (incluían montos fuertes para el servicio de la deuda) que provocaron un círculo vicioso que culminó con una sequía de créditos externos y un presupuesto sin financiamiento, debido a políticas de EE.UU. para paliar sus propios problemas inflacionarios.

Por tanto la economía estaba en función a emisiones monetarias sin sustento de ingresos, acompañadas de devaluaciones y un aumento generalizado de precios. En el común de la gente esta época es recordada por el desabastecimiento de productos y la pérdida de valor de su dinero.

En 1985 se implementa un programa de estabilización ortodoxo, cuyos componentes provenían del Consenso de Washington (CW). Estas medidas pueden clasificarse en dos fases, la primera tenía como consigna un ajuste fiscal y monetario, y liberalización de los mercados; la segunda vendría en los años 90 con la reducción del Estado. Entre las medidas más conocidas están: el despido de más de 20.000 trabajadores mineros de la Corporación Minera de Bolivia (relocalización) y la suspensión del servicio de la deuda (en 1987 y 1988 la deuda externa representaba 87% y 89% del PIB respectivamente).

En los 90’s (1990 - 1999) la economía nacional tuvo una expansión de 4,0%. Este periodo se caracterizó por llevar adelante la segunda fase de las medidas de “ajuste estructural” del CW. Se privatizaron las empresas estratégicas del país bajo la consigna de una “capitalización”, con la promesa de mayor inversión extranjera en el país; asimismo, se cambió el sistema de jubilación de reparto simple a uno de capitalización individual, lo que dejó una carga muy fuerte al erario nacional.

En la primera década del siglo XXI (2000 - 2009), la economía boliviana registró un crecimiento de 3,7 por ciento. Sin embargo, hasta 2005 continuaron desarrollándose medidas de corte neoliberal, no obstante entre 2000 y 2003, las movilizaciones sociales tuvieron un protagonismo que propiciaron un cambio en la economía nacional que se vería reflejada a partir de la segunda mitad del decenio.

El primer quinquenio de este siglo se caracterizó por un contexto internacional favorable (sobre todo entre los años 2002 a 2005) que aunque mostró un leve superávit comercial por la demanda externa, no fue bien aprovechado, ya que los niveles de deuda, reservas internacionales, déficit fiscal, ingresos tributarios y la inversión no mejoraron, esto significó que a finales del 2005 la pobreza alcance más del 60%.

Desde la gestión 2006 se empieza aplicar un nuevo modelo denominado “económico, social, comunitario y productivo”, cuyo eje se concentra en la recuperación de los recursos naturales (se realiza la tercera nacionalización de hidrocarburos), apropiación del excedente y redistribución de los ingresos. La dinámica de este periodo se concentra en la demanda interna, toda vez que su incidencia es mucho mayor que la demanda externa, la cual cae como efecto de la inestabilidad de los mercados internacionales, cuyo epicentro se encontraba en Estados Unidos en el 2008.

Después de 2009, en un contexto de crisis financiera internacional que repercute con decrecimientos en la mayoría de las grandes potencias del mundo y los países de la región, nuestra economía creció a un ritmo de 5,3%, obteniendo en 2013 una tasa de 6,8%, la mayor después de más de tres décadas y la segunda mayor de la región. Este crecimiento repercutió positivamente en la reducción de la pobreza moderada situándola en 43% y la extrema pobreza 22%.

Como se puede apreciar, si bien la economía ha tenido ciclos favorables, en su mayor parte debido también a condiciones externas propicias, estas no fueron aprovechadas para beneficio del colectivo nacional, sino por el contrario benefició a unos cuantos, excluyendo la gran mayoría de la población. Asimismo, las políticas desarrolladas provenían principalmente de organismos internacionales y gobiernos extranjeros.

Lo interesante del periodo 2006-2013 involucra un acierto de las políticas económicas propias para conseguir un incremento sostenido del PIB. La producción en todo el siglo pasado alcanzó un máximo de USD8.297 millones; sin embargo, hasta la gestión 2013 el PIB alcanzó los USD30.789 millones, una producción multiplicada por más de tres veces en ocho años.

El grado de acierto también se puede ver en los superávits fiscales obtenidos después de más de 60 años, incluidos los de bonanza en los 60`s y 70’s, Reservas Internacionales en torno al 50% del producto, la mayor de la región, deuda externa en un nivel del 18%, entre las más bajas del continente, y claro un efecto positivo en la reducción de la pobreza, entre otros indicadores que muestran una faceta distinta de cómo generar y encarar el crecimiento económico.

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