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lunes, 21 de octubre de 2013

Calibrando el riesgo


Por: Hianny Romero
Tras la aprobación de la Ley de Servicios Financieros el 21 de agosto, uno se sorprende al leer opiniones que critican la ley porque es muy extensa, en vez de debatir sobre su contenido. Adicionalmente uno encuentra un tipo de analistas a quienes identifico como los adivinadores financieros, quienes sin mayor reparo ni sustento técnico auguran que en sólo “algunos” o “varios” años el sistema financiero boliviano colapsará, los bancos dejarán de existir y retomarán su función original de asientos o mesas para realizar muchas labores.

Dejando las especulaciones alarmistas a los adivinos financieros, en las siguientes líneas quisiera compartir con el amable lector uno de los beneficios que incorpora la nueva Ley de Servicios Financieros, me refiero a la central de riesgos “positiva” (lista azul). Para comprender sus beneficios es importante entender los riesgos más importantes a los cuales se enfrenta un banco al momento de otorgar un crédito, el riesgo moral y el riesgo adverso. Ambos reflejan el incentivo que un prestatario tiene para no actuar con buena voluntad.
El riesgo adverso es un comportamiento deshonesto que aprovecha la información asimétrica antes de concretar un contrato. Un ejemplo de este riesgo es cuando un consumidor financiero presenta ingresos inflados al momento de solicitar un crédito, para demostrar una buena capacidad de pago y así poder acceder a este servicio.

El riesgo moral es un comportamiento deshonesto que aprovecha la información asimétrica después de concretar un contrato. Un ejemplo de este riesgo es cuando un banco le otorga un crédito a una pyme para la compra de maquinaria, y ésta, en vez de comprar la maquinaria, decide usar el dinero para pagar otra deuda.

Debido a que los bancos se encuentran muy limitados al tratar de diferenciar a sus clientes entre los deshonestos y buenos pagadores, trata de minimizar sus riesgos. Para minimizar el riesgo adverso, los bancos piden a los potenciales clientes llenar formularios y presentar varios documentos a fin de corroborar y acreditar su capacidad de pago; también acceden a la central de riesgo negativa en la que se registra a los malos pagadores. Para reducir el riesgo moral, los bancos pueden realizar visitas periódicas a los prestatarios, pedir los documentos originales de los productos que se comprarán con el crédito o solicitar garantes.

Entre los componentes que conforman la tasa activa (tasa de interés que cobra el banco por prestar dinero) están incluidos el riesgo de prestar dinero a una persona deshonesta y los costos de seguimiento que debe realizar a los créditos. Si el banco pudiese conocer con una mayor precisión que el consumidor financiero que le está solicitando el crédito es un buen pagador, podría disminuirle la tasa de interés, ya que tendría menores riesgos moral y adverso, y no tendría que incurrir en altos costos de monitoreo y seguimiento.

En este sentido, una central de riesgos positiva es un complemento ideal para una central de riesgos negativa, ya que ayudará a las entidades financieras a calibrar mejor el cálculo del riesgo, ya que podrán conocer y diferenciar con más precisión a los buenos pagadores de los deshonestos antes de conceder el crédito. Esto se traduce en un beneficio tanto para los buenos pagadores que tendrán menores tasas de interés y para los bancos, que se enfrentarán a menores riesgos y costos.

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