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miércoles, 11 de abril de 2012

Acerca de la Independencia del Banco Central

Por: Marcelo Montenegro (*)
Hace un par de semanas, el ministro de economía y finanzas Públicas, Luís Arce Catacora ha anunciado la modificación de la actual Ley del Banco Central de Bolivia, eliminando la figura de independencia del Banco Central o al menos de autarquía que la actual Ley 1670 le confiere. En torno a este anuncio se ha generado una serie de reacciones en medios de comunicación y analistas, inclusive alguno de ellos ha señalado que de darse en la práctica este anuncio, sería la segunda oportunidad en la que el Banco Central de Bolivia perdería su “virginidad”.

Me voy a permitir abordar el tema desde una perspectiva teórica como aplicada y lo que veo a mediano y largo plazo como una solución consistente en el tiempo.

Es necesario señalar con precisión que se entiende por independencia de un banco central, y me voy apoyar en la afirmación de un experto internacional en banca central como es el profesor Alan Blinder; para Blinder, la independencia de un banco central se resumen en dos elementos sustanciales, el primero, gozar de una amplia libertad para escoger los instrumentos que le permitan lograr los objetivos que la legislación o el gobierno le hayan ordenado, y segundo, la irrevocabilidad absoluta de sus decisiones.

La independencia del banco central, es simplemente una figura de discrecionalidad en el uso de los instrumentos y no así de la elección de los objetivos, queda claro que son los legisladores o asambleístas que en representación democrática del pueblo deben definir qué objetivos debe alcanzar el banco central.

Por lo que no debe ser mal entendida la independencia del banco central, como el libre albedrío sobre los objetivos que cumplirá la autoridad monetaria, no sería razonable que recaiga en una sola persona o un ente específico como el directorio de un banco central, semejante responsabilidad para decidir qué objetivos deberá cumplir el banco central.

Sin embargo, la actual CPE, es magnánima y considera la figura de coordinación entre el Órgano Ejecutivo y el BCB para determinar los objetivos de política monetaria y cambiaria; en efecto, el artículo 326 en su parágrafo I señala que “El Estado, a través del Órgano Ejecutivo, determinará los objetivos de la política monetaria y cambiaria del país, en coordinación del Banco Central de Bolivia”. En mi humilde opinión, esa tarea es de los legisladores y no del Órgano Ejecutivo; sin embargo, quien soy yo para contradecir lo que la CPE establece.

En cuanto a la propia “autonomía de instrumentos” que maneja el banco central, pienso que es importante que se deje hacer a los que saben, su trabajo, es decir, que si existen profesionales especializados y competentes en política monetaria y cambiaria en el ente emisor, se les permita hacer su tarea “instrumental” para lograr los objetivos en el tiempo previsto, que se haya coordinado y definido previamente entre el Órgano Ejecutivo como el BCB.

Un ejemplo podría ayudar a entender el tema de independencia del banco central, imagínese que usted es el dueño en un restaurante y ordena a sus chefs y cocineros preparen una comida especial, y en el lapso de 5 minutos usted ingresa a la cocina y sin base alguna empieza a dirigir y cambiar la receta o en su buena voluntad quisiera ayudar y solo consiga estorbar, es probable que los cocineros se enfaden, todo acabará en que no se logrará el objetivo de preparar el plato especial, ya que se ha inmiscuido en la cocina y ha perjudicado a los cocineros; ahora sí usted no se inmiscuye y los cocineros entregan la comida desabrida o quemada, pedirá cuentas de que pasó al cocinero principal.

En la práctica, si no se llegasen a obtener los objetivos en el tiempo esperado, se debe exigir al máximo representante de la autoridad monetaria comparecer ante los legisladores o asambleístas para explicar las razones del porqué no logró cumplir con los objetivos establecidos.

Que yo sepa, rara vez, a la muerte de un obispo, el Poder legislativo ha citado a un presidente del BCB para que explique por qué razones no se ha logrado obtener un determinado objetivo de estabilidad de precios, y él asunto siempre se ha tratado de manera más política interpelando a los ministros de hacienda o al actual Ministro de Economía y Finanzas Públicas.

Pero ¿por qué es importante la independencia en el uso de instrumentos de un banco central?, por un tema de credibilidad, en el sentido de que un banco central utilizará los instrumentos de los que dispone en una perspectiva temporal para llegar al objetivo fijado constitucionalmente y no para otros fines, y la población debe creer que así será y que no cederá ante las exigencias de una agenda política o coyuntura del momento.

Se hace referencia a que la independencia de un banco central impide que termine subordinado a alguna autoridad del gobierno que exija recursos líquidos para financiar el déficit fiscal, y ello ha ocurrido en muchas economías latinoamericanas en la década de los ochenta; sin embargo, si queda claramente establecido los objetivos como lo señala nuestra constitución, como ser el control de la inflación, disminución del desempleo o algún otro, dependiendo de los instrumentos que tenga el banco central, no vería problemas a futuro.

Es más, pienso que para que la solución sea consistente y coherente en el tiempo, una regla fiscal ya sea al balance fiscal o al stock de deuda en relación al PIB, podría ser un ancla de expectativas acerca de la conducta y disciplina fiscal a futuro independientemente de quiénes sean los gobernantes, lo que llevaría la discusión a un segundo plano si el banco central es independiente o no. Pienso que ese el tema central en Bolivia, la política fiscal, pues en la medida que un Estado tenga en orden las finanzas públicas nadie tiene porqué preocuparse sí mañana se exigirá monetizar el déficit.

Sólidas finanzas públicas son el mejor antídoto contra la violencia de la estabilidad monetaria de un país y al referirme a sólidas finanzas públicas estoy pensando en una conducta a mediano plazo coherente tanto del gobierno central como también del nivel departamental y municipal en términos de generar en el mediano plazo un superávit primario sostenible y coherente con un determinado nivel de endeudamiento público.

Ahora bien, ¿fue alguna vez el BCB independiente? mi colega Armando Méndez lo ha señalado con perfecta claridad, “el BCB de facto nunca fue autónomo” y solamente cumplió un rol de autarquía administrativa, un hecho tácito nos demuestra que nunca fue independiente, si nos remontamos a octubre de 2002, a pedido del ex presidente, Gonzalo Sánchez de Lozada, la autoridad monetaria revocó la modificación de la política cambiaria que se pensaba implementar, siendo este un ejemplo tácito de que una de las características de independencia de la autoridad monetaria no se cumplió, el de la irrevocabilidad de sus decisiones.

Así que pensar que por segunda vez el BCB perdería su independencia o como llama un analista su “virginidad”, probablemente no es del todo adecuado, creo que el tema debería ser enfocado desde una perspectiva de coherencia en el conjunto de políticas fiscales y monetarias aplicadas, tanto para cumplir el mandato constitucional establecido en la CPE.
(*) Es Economista 
Publicado en La Epoca el 11/04/2012

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