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domingo, 15 de enero de 2012

El ABC del actual modelo económico

Por: Marcelo Montenegro
El debate en relación a las características del modelo económico actual está abierto y en esta oportunidad defenderé la idea de que el mismo difiere diametralmente de la lógica del modelo neoliberal y que categorizarlo como neoliberal a partir de la política macroeconómica de corto plazo que viene implementando el gobierno de Morales es un mayúsculo error.

La esencia del actual modelo económico es la mayor y creciente presencia del Estado en la economía, lo que en buen romance significa que el Estado es quien lidera la conducción del rumbo de la economía, a través del manejo de empresas estatales en sectores estratégicos como YPFB en el energético, Vinto-Huanuni en el minero, ENTEL, BOA, ENDE, en el de servicios públicos y la EMAPA en el rubro de producción de alimentos.


El Estado se convierte en productor y deja atrás el viejo papel de gendarme del “Laizes-Faire” otorgado por el Washington Consensus, de manera que ya no es el sector privado quien lleva las riendas de la economía, ni tampoco la “economía de mercado” que establece que son los mercados quienes organizan la vida de una sociedad, sustituyéndose por otro esquema donde el Estado toma la posta productiva en actividades destinadas a crear valor para posteriormente redistribuirlas a la sociedad con un sentido de equidad.

El Estado al margen de crear nuevas empresas estatales, empieza a recuperar total o parcialmente empresas que fueron privatizadas, es decir que vuelve a tener el control de empresas que en el paso fueron alguna vez suyas y que se vendieron a privados; la reversión de la política de privatización de la década de los 90, es otra de las característica sustanciales del actual modelo que va en contraflecha de la tónica del modelo neoliberal que fue la venta de empresas estatales al sector privado internacional, sí algo distinguió a los gobiernos que simpatizaron con el neoliberalismo fue su especial propensión a traspasar la propiedad de sus empresas a manos privadas y en especial transnacionales, en el caso boliviano cuando muchas de ellas eran rentables y funcionaban adecuadamente como era los casos de YPFB, ENTEL o Lloyd Aéreo Boliviano.

Otro elemento presente en el actual modelo económico, es la sustitución gradual del esquema regulatorio sectorial por uno totalmente centralizado que coordina estrechamente la operativa de la implementación de políticas sectoriales emanadas del “Poder Ejecutivo”, además de poner mayor énfasis en el control a sectores que tenían una débil regulación o que estaban desregulados. Basta mencionar que la desregulación fue la máxima premisa del esquema neoliberal implementado en la década de los 80 y 90 en América Latina y Europa del Este en los famosos paquetes de reforma estructural del Banco Mundial y FMI.

La creación de una banca de desarrollo estatal con crédito productivo a pequeños y microempresarios, como también medianos y grandes empresarios es otra diferencia sustancial del modelo económico actual, llenando un vacío dejado por la banca privada en sectores donde la misma no tiene incentivos a prestar o a exigir garantías que estrangulan a los prestatarios por un excesivo sobre aseguramiento. En las reformas de primera generación específicamente en la aplicación del DS. 21060 se optó por liquidar a todo banco de carácter estatal y se apostó por un sistema financiero netamente privado que dinamice el crédito especialmente productivo, los resultados fueron que al final se terminó privilegiando el microcrédito en el sector del comercio y relegando al crédito productivo, es ahí donde el Estado interviene equilibrando las oportunidades para productores que requieren aumentar el flujo de inversión y expandir su capacidad productiva.

Actualmente el Estado a través del Banco de Desarrollo Productivo (BDP) canaliza crédito productivo en sectores estratégicos como el de alimentos, joyería y cuero, más del 70% de la cartera del BDP va destinada al sector de producción de alimentos con la generación de más de 500.000 empleos; así también, se diseñado y puesto en práctica un esquema de garantía para productores agropecuarios el mismo que funciona con bastante éxito, el panorama adverso de rechazo a sus solicitudes de crédito por el que transitaron varios productores agrícolas hoy está superado a través de un Fondo de Garantía del BDP y del Fondo PROPYME del Banco Unión  permitiendo que productores agrícolas entre otros puedan acudir y ser beneficiarios de este mecanismo para obtener un colateral y así ser sujetos de crédito productivo.

El actual modelo económico privilegia una política de inversión estatal para dinamizar la demanda interna, presupuestos de inversión pública que sobrepasan los 3.000 millones de USD ya es un rasgo distintivo del actual modelo. Recordemos que gran parte del peso del ajuste fiscal del año 1985 implementado por el gobierno de Víctor Paz Estensoro, recayó en una severa disminución del gasto de inversión, se intentó revertir con una fallida política de privatización a favor del sector privado nacional en el gobierno de Jaime Paz y finalmente se optó por un esquema de privatización a favor de empresas extranjeras denominado “capitalización” en el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, en todo ese periodo el Estado descuidó la inversión pública a favor de cifrar su fe en la inversión privada internacional, los resultados de la implementación de la capitalización fue un enorme boom de inversiones privadas entre 1995 y 1998 para luego declinar de manera severa generando una dramática insuficiencia de inversión necesaria en el país para seguir creciendo.

Queda claro que es la mayor penetración del Estado como productor, empresario, inversionista, banquero y redistribuidor de la riqueza lo que identifica el actual modelo económico y no su manejo macroeconómico.

Lograr que una economía logre tener buenos fundamentos macroeconómicos no es una prueba de que el modelo es neoliberal, o si optamos por una prueba lógica de reducción al absurdo, afirmar que quienes entre 1985 y 2005 como autoridades económicas por los abultados y consecutivos déficit fiscales, crónicos problemas de balanza de pagos y alto desempleo no pudieron  lograr un manejo macroeconómico satisfactorio eran anti neoliberales, llegamos a una afirmación incoherente y absurda, pues todos sabemos que el cariz de quienes tenían la conducción macroeconómica de ese entonces en el país era de estirpe neoliberal. 

(*) Economista 
Publicado en La Razón el 15/01/2012 y Semanario Analisis el 23/01/2012.

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