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viernes, 4 de octubre de 2019

Una banca rentable

 
Vidal Choque | Economía Ascendente
La rentabilidad de la banca es uno de los temas de discusión entre ‘analistas’ financieros y medios de comunicación, los que llegan a conclusiones un poco confusas al realizar comparaciones con países de la región y sin destacar las mejoras que viene presentando el sistema financiero, resaltadas inclusive por la Asociación de Bancos Privados de Bolivia, que señalan que “el sistema financiero nacional goza de buena salud y fortaleza patrimonial”.
Un análisis serio no puede confundir rentabilidad nominal con real. Cuando un periódico de Santa Cruz señala que la banca de la Argentina es la más rentable de la región, evidentemente comete un error, por cuanto no considera la crisis económica por la que atraviesa ese país, que en economía es un principio fundamental a la hora de realizar comparaciones.
Un rendimiento real es igual al rendimiento nominal menos la inflación. Siguiendo este criterio, la banca argentina tendría una rentabilidad negativa de -6,6%; mientras que la rentabilidad de la banca boliviana sería del 10% positivo.
Según los datos publicados por ASFI, la banca acumuló utilidades por Bs 10.442 millones desde la aplicación de la Ley 393 de Servicios Financieros hasta la gestión 2018, cifra récord en la historia del país, situándose en Bs 1.098 millones a julio de 2019, superior en Bs 157 millones respecto a julio de 2018. La rentabilidad a julio es del 12,2%.
Entre los principales resultados de la banca se destaca que desde 2013 la cartera de créditos creció en promedio Bs 15.930 millones y los depósitos en Bs 14.801 millones. A julio de 2019, la cartera se sitúa en Bs 158.721 millones y los depósitos en Bs 164.255 millones, con una tasa de crecimiento interanual de 10,4% y 3,7% , mostrando que la banca acompaña el buen desempeño económico que se observa en el país.
La colocación de créditos tiene una mora baja de 1,86% a julio de 2019, una de las más bajas de la región, destacando su cobertura en términos de previsiones específicas, la que es 1,5 veces más al monto de cartera en mora. Esto refleja un sólido respaldo al riesgo crediticio, mostrando la capacidad de la banca para afrontar posibles deterioros futuros.
La regulación de tasas y techos de cartera significó más de 540 mil créditos al sector productivo y más de 74 mil hogares que se beneficiaron con créditos de vivienda social.
La apreciación respecto a las potenciales pérdidas por tipo de cambio muestran desconocimiento del tema, toda vez que por la política de bolivianización, el 99% de la cartera y 87% de los depósitos se realizan en moneda nacional, contradiciendo la afirmación de que la banca tiene gran cantidad de depósitos en moneda extranjera, niveles que reflejan más bien una baja exposición al riesgo cambiario frente a la situación anterior al año 2006, cuando la cartera de créditos y los depósitos en dólares concentraban el 91% y el 82%.
Es evidente que la banca boliviana, a partir de la Ley 393, es más inclusiva y contribuye al desarrollo económico, a la vez que presenta una solidez y solvencia, muy diferente a lo que sucedía en el pasado.
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miércoles, 25 de septiembre de 2019

ENDEUDAMIENTO DESMEDIDO, UN ANALISIS NECESARIO


 
    RAFAEL VILLARROEL | ECONOMÍA ASCENDENTE

La idea de que el Estado estaría endeudándose por encima de niveles razonables y estaría comprometiendo el futuro de los bolivianos adquiriendo créditos sin respaldo que repercutiría negativamente  en el futuro del país abre un espacio de reflexión con respecto a los elementos de razonamiento que son necesarios para analizar este tema.
De manera inicial la noticia es alarmante, pero antes de perder la calma es necesario precisar cuál es el parámetro para medir ese incremento histórico en la deuda pública y este razonamiento hace un análisis comparativo para decir que, con relación a los anteriores años, Bolivia cuantitativamente, ha adquirido más créditos por más dinero en comparación con la deuda anterior, pero la validez de este razonamiento entra en cuestionamiento cuando no se toman en cuenta datos tales como el tamaño de la economía de aquel entonces o la calidad del gasto al que está destinado el crédito.
En la década de los 80 el PIB boliviano bordeaba los dos mil millones de dólares y el crecimiento de éste prácticamente inexistente, algo parecido ha ocurrido en la década de los noventa y llegó a algo más de los tres mil millones. Este es un dato a tomar en cuenta cuando se analiza el endeudamiento puesto que desde ese punto de vista se puede entender que la capacidad de endeudamiento del país era muy baja porque presenta riesgos serios. En la actualidad PIB boliviano bordea los 38 mil millones de dólares y la deuda se calcula en algo más de los 9 mil millones de dólares.
De lo anterior se tiene que en los periodos anteriores la deuda externa se encontraba muy cerca del PIB lo que también justificó el difícil periodo vivido en la época de los 80 y 90 donde la clase media lo resintió de manera especial. En la actualidad se tiene que el país ha mejorado ostensiblemente su capacidad de endeudamiento debido a que incrementó más de diez veces su tamaño en términos de PIB; Pero pese a haber mejorado, esa capacidad se encuentra muy lejos de comprometerse en los niveles que se dieron  en la décadas pasadas, lo cual importa que, como una familia que mejora sus ingresos puede acceder a mejores créditos para mejorar su calidad de vida.
Otro punto no menor está en la calidad del destino de los créditos que se han adquirido, aquí tenemos que, por lo general, en las décadas anteriores el Estado se endeudaba para pagar los gastos de su funcionamiento o pagar sueldos y aguinaldos, ósea un gasto sin retorno. Pero en la actualidad el país ha demostrado niveles históricos de inversión pública que también han incidido definitivamente en el crecimiento de nuestro país. Es decir que se ha invertido con miras al futuro lo cual nos permite ver que por primera se ha hecho un esfuerzo por mejorar la capacidad productiva de Bolivia.
Vistos estos puntos, tenemos elementos suficientes para pensar que una alarma de endeudamiento no se encuentra justificada pero más importante aún, es pensar que gran parte de esa deuda se encuentra invertida para garantizar una estabilidad sostenible.
EA

martes, 24 de septiembre de 2019

El Software de la Gestora Pública

 
  JACQUELINE FLORES TERRAZAS | ECONOMÍA ASCENDENTE

La tecnología es hoy en día un recurso fundamental que permite a las empresas estar a la vanguardia con los nuevos tiempos, y en un mundo globalizado y activo, nuestro país no puede estar exento de los avances tecnológicos, es por esto que las Instituciones del Estado Plurinacional de Bolivia también deben adaptarse con el propósito de optimizar y mejorar los procesos. La idea es no estancarse, ni quedarse atrás en el tiempo o en relación a otros países, por lo que deben ser eficientes con todos sus recursos, para lograr mejores resultados, disminuir los errores y aumentar la productividad, la Gestora Pública no está al margen de estas exigencias tecnológicas, por lo cual debe implementar un sistema informático que sea en beneficio de los trabajadores asegurados del Sistema Integral de Pensiones.


Hoy se habla del software informático de la Gestora, que permitirá principalmente gestionar la administración de los recursos y la otorgación de las prestaciones a los bolivianos y bolivianas, un software bastante complejo en su construcción y desarrollo por parte de la Empresa panameña SYSDE INTERNACIONAL INC., que debe cumplir con las exigencias que establece la normativa boliviana, concretamente la Ley N° 065 de Pensiones, su reglamentación y sus modificaciones, y con las especificaciones establecidas por la Gestora, referidas a 890 adecuaciones normativas y operativas, y al desarrollo de 83 productos.

Es importante resaltar que un software por más flexible y escalable que sea, no es tarea fácil su elaboración, depende del número de módulos a ser ajustados, y el número de adaptaciones a ejecutar, incluso más allá de la normativa, los problemas que se pueden presentar en la implementación, conllevan el realizar nuevas iteraciones respecto al análisis, diseño, implementación y pruebas, en donde cada iteración produce un producto de mayor calidad, por esta razón, el tiempo es el peor enemigo para la construcción de un sistema informático.

Las Plataformas Informáticas (hardware y software) de AFP Futuro y Previsión, de las que tanto hablan los opinadores como el Senador Ortiz y el experto en Finanzas Dunn, son diferentes pero no se constituyen en limitantes, pues de lo que se trata es de extraer progresivamente la información de ambas AFP’s e insertarla en la nueva plataforma de la Gestora, a esto se denomina migración de datos, que consiste en la extracción que es el proceso mediante el cual se toman los datos del sistema origen, transformación a los datos que le son aplicadas las reglas del negocio para convertirlo, adecuarlo y prepararlo para el siguiente paso, la carga de datos de un sistema a otro y una vez que los datos se han transformado, se cargan al nuevo sistema, de forma directa o por etapas, aspecto relevante, pues sin datos no hay sistema que funcione, bajo esta lógica, la Gestora ejecutó 3 iteraciones y garantizó el traspaso de 925 millones de registros y de 2.2 millones de Asegurados de las AFP.

La población boliviana, debe estar segura de que el traspaso de la información de las AFP’s a la Gestora, se realiza estableciendo las medidas de seguridad informática, que se enfoca en la protección de la infraestructura computacional y todo lo relacionado con esta, inclusive insertar barreras de seguridad física, para evitar pérdida de datos y garantizar la confidencialidad e integridad la información de los Asegurados activos y pasivos.

También lo puedes leer en:
El País
https://elpais.bo/el-software-de-la-gestora-publica/

jueves, 19 de septiembre de 2019

SISTEMA FINANCIERO SALUDABLE





   Abraham Churata | Economía Ascendente
Uno de los sectores más importantes de nuestra economía es el sector financiero, velar por el funcionamiento eficiente no solo corresponde a las entidades financieras, sino depende de todos los actores que están inmersos en el área financiera, en ese sentido amerita una reflexión a la luz de los últimos datos publicados por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero – ASFI. 
La información publicada al mes de julio refleja que los depósitos alcanzaron a 179.609 millones de bolivianos, la misma registra una tasa de crecimiento del 3,5% en comparación con similar periodo de la gestión pasada lo que muestra el buen desempeño que está teniendo nuestra economía; cabe resaltar que la composición de los depósitos es la siguiente: depósitos a plazo fijo representa el 46,8%, seguido de los depósitos en caja de ahorro con el 32% y depósitos a la vista con 18,4%.
Otro aspecto a considerar es la cartera de créditos la misma alcanzó al mes de julio 179.301 millones de bolivianos y registró una tasa de crecimiento 10,5% en comparación con julio de la gestión pasada. Los créditos de vivienda de interés social y el crédito productivo tienen una importante participación desde la implementación de la Ley de Servicios Financieros. La democratización del acceso al crédito fue una de las políticas acertadas del actual gobierno otorgando facilidades (bajas tasas de interés) para los créditos de vivienda y créditos productivos, cuyos objetivos buscan que la población pueda acceder a una vivienda digna y fortalecer el aparato productivo de nuestra economía. 
Asimismo, la mora se encuentra en torno al 2%, dato inferior a los registrados en años precedentes: por ejemplo el 2005 la mora alcanzaba a 10,1% lo que significaba la imposibilidad que tenían las personas de pagar sus créditos. En la actualidad la situación ha cambiado puesto que las personas tienen los recursos necesarios para cancelar sus créditos, además la modificación de la norma del sistema financiero posibilitó la incorporación de una lista azul donde están todas aquellas personas que cumplen de manera puntual el pago de sus créditos, pudiendo beneficiarse de mejores condiciones de financiamiento (en tasas de interés, montos y plazos) en la solicitud de nuevos préstamos.
En este sentido las políticas en materia económica fueron aplicadas de manera responsable, por lo que la población tiene plena confianza en el sistema financiero y en su moneda, prueba de ello es la tasa de bolivianización que al mes de julio llegó a 98,6% en cartera y 87,2% en los depósitos. 
En resumen el sistema financiero goza estabilidad y se desenvuelve en un ambiente saludable, con depósitos que van creciendo producto del dinamismo de la actividad económica lo que se transforma en condiciones macroeconómicas favorables para el conjunto de la sociedad. Por otro lado la cartera de créditos continúa en la senda de crecimiento sostenido con un índice de mora baja, comparado con los países de la región, los indicadores de desempeño son sobresalientes y se reflejan en la confianza del público apoyado por el actuar oportuno de las autoridades en procura de mantener la estabilidad financiera.
EA 

Como un buen padre de familia



   Charls Arnold Ticona Rojas | Economía Ascendente

Una de las tareas más arduas para un padre de familia es la administración del hogar, lo mismo que para un gobierno es la administración de las Finanzas Públicas: hay que considerar los ingresos que se percibe (en el caso del hogar el salario del papá y la mamá o de uno de ellos), luego se debe distribuir los recursos de tal manera que se pueda satisfacer las necesidades de cada integrante de la familia.
Ahora bien, si un padre de familia recibiera un incremento significativo de sus ingresos, no solo tendría la posibilidad de destinar recursos para atender sus gastos más recurrentes (pago de luz, agua, telefonía, etc.) sino también tendría un excedente para invertir en un negocio “propio” que genere mayores ingresos.
Hace más de una década, producto de la Nacionalización, Bolivia logró aumentar sus ingresos fiscales, permitiendo al Gobierno no solo satisfacer las necesidades de la población, sino también generar un nivel de ahorro financiero considerable, con el consecutivo aumento de las Reservas Internacionales, permitiendo dar un giro al enfoque fiscal, y cambiar  la orientación del uso de los ingresos monetarios. Es así que el Gobierno tomó la decisión de invertir los recursos en “áreas estratégicas”,  generando réditos para la economía y devolviendo la esperanza a los bolivianos: podríamos salir de la pobreza por nuestros propios medios.
Actualmente la economía boliviana avanza en inversiones en sectores importantes y realiza proyectos significativos como los Centros de Medicina Nuclear, la construcción de hospitales de tercer y cuarto nivel, la vertebración carretero del país, la construcción de teleféricos o el tren Metropolitano, entre otros; así como la creación de empresas estratégicas entre las que destacan Empresa Nacional de Electricidad, la Empresa de Boliviana de Alimentos, Empresa de Cemento de Bolivia, etc.
Esto ha ocasionado desajustes en el resultado fiscal de las finanzas públicas; pero no hay de qué preocuparse (fueron pensadas y calibradas con anterioridad en el Plan de Desarrollo Económico Social 2016 – 2020). Se trata de un déficit fiscal explicado por los agresivos niveles de inversión de los últimos años, los que a su vez generaran, a su debido tiempo, retornos para el país. Por tanto, este tipo de déficit es totalmente diferente a los registros de la década de los 90s cuando los recursos eran destinados para gasto corriente, gastos que no beneficiaban al conjunto de la población, ya que no había retornos posteriores.
Esta es la decisión que, como padre de familia, llevo al gobierno a actuar sobre los niveles de inversión (motor del crecimiento sostenido de la economía Boliviana desde 2006) a tono con una política fiscal contra-cíclica, contrarrestando el difícil ciclo económico internacional, y por el cual nos diferenciamos de países como Argentina y Brasil que siguen bajo el influjo del neoliberalismo y se ven obligados a realizar recortes drásticos en sus gasto, buscando únicamente el equilibrio entre sus cuentas de ingresos y gastos, donde los más perjudicados son su población más vulnerable.

EA

COYUNTURA Y COMERCIO EXTERIOR


Juan Carlos Suntura Ramos | Economía Ascendente
La región atraviesa un deterioro económico cada vez más preocupante, que se fue agravando en 2018 y parte del 2019 principalmente por la Guerra Comercial entre EEUU y China; la crisis Venezolana y Argentina; la contracción económica del Brasil, Paraguay y Uruguay. Es importante resaltar que casi todas las economías de la región bajaron sus perspectivas de crecimiento para este año.
Bolivia no es una isla en el mapa económico, por el contrario está inmerso en el comercio global, y empezó a verse afectado por el lado de las exportaciones de gas con destino a la Argentina y Brasil que fue disminuyendo desde fines de 2018. Sin embargo, esta caída fue compensada por un crecimiento importante del volumen de las exportaciones no tradicionales, que a julio de 2019 incrementó en 13% respecto al mismo periodo anterior.
Al mes de julio el déficit acumulado alcanzó a 671 millones de dólares con una corrección gradual durante el año. En el mes de julio se registró un superávit comercial de 85 millones de dólares y se espera que continúe esta mejora en los próximos meses.
Por lo señalado, el balance comercial es resultado de la economía real, pero algunos economistas no logran comprender y siguen confiando en los poderes del tipo de cambio nominal, como un instrumento mágico que permitirá alcanzar el superávit comercial, o al menos, retornar al equilibrio externo. Por supuesto hay una lógica detrás pues al depreciar la moneda nacional los exportadores reciben más bolivianos por sus mismos dólares y los importadores necesitan más bolivianos para comprar los dólares necesarios para su actividad.
Sin embargo la economía no es tan sencilla como parece, debido a que el balance comercial no solo depende del tipo de cambio nominal sino de muchos otros factores como los precios de la economía interna, nivel de precios de los socios comerciales, el Ingreso del resto del mundo, el PIB (Producto Interno Bruto) de la economía nacional y otros. Es así que el déficit comercial registrado desde el 2015 si bien esta explicada por una caída de los precios de importantes comodities (como el petróleo, minerales, etc), también fue  impulsada por el crecimiento del PIB nacional que dinamiza el nivel de las importaciones.
Si se analiza el tipo de cambio real (que captura el efecto del nivel de precios) entre el 2016 al primer trimestre de 2019 este presenta una variación casi nula ¿Qué  significa eso?, que en este periodo las fluctuaciones de los tipos de cambio nominal de los socios comerciales y sus niveles de precios convergieron al mismo nivel del 2016. Lo que en términos sencillos significa que nuestro país evitó los rodeos innecesarios que lo único que traen es inestabilidad e incertidumbre económica.
En tal sentido, gran parte de lo que ocurre en el comercio internacional es resultado de lo que sucede en la economía real y que las recetas  tradicionales de ajuste del tipo de cambio nominal son altamente cuestionables. Finalmente es importante destacar que el déficit comercial impulsado por elevados niveles de inversión del sector público es de carácter transitorio debido a que estas van culminando la etapa de inversión y conclusión de los proyectos.